Capítulo 8 - Dormitorio en escarlata

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Era el momento de sacar el arma que destruiría la declaración de la sirvienta, descubriría por qué estaba insistiendo en defender a Lady Scarlet.


— Claro, no hay problema en demostrar que no fue Lady Scarlet quien llevó el pudin a la biblioteca, sino usted, Sakuya —la mayordoma dio un respingo—. Cuando quiera vamos a preguntárselo a Patchouli. Ella misma fue quien me lo dijo. ¿Le apetece hacer un pequeño viaje a la biblioteca?


Sakuya dejó de limpiar, su atención se centró en mí. Había abandonado su semblante sereno y, ahora, la persona que tenía delante era una mujer disfrazada de sirvienta que me miraba igual que una asesina a punto de cometer un terrible crimen. Mis sentidos detectaban un peligro extremo, pero me mantuve firme: me enfrenté a la bestia mirándola directamente a los ojos, desafiándola. La tensión era palpable, estuve pendiente al mínimo movimiento que hiciese, preparada por si decidía atacar.


Pero no fue así. Sus ideas asesinas parecieron desvanecerse como si nada y volvió a su comportamiento habitual.


— Es cierto, yo llevé el pudin a la biblioteca. Ha sido un pequeño desliz, disculpe si he causado alguna confusión. ¿Hay algo malo en que lo haya transportado yo? —Sakuya no se dio por vencida. Supo manejar la situación a la perfección; pero no podía dejar así mi interrogatorio.


— No, ciertamente no hay ningún problema en ello. El problema reside en la necesidad de mentir. Cuando alguien miente es porque existe una verdad que ocultar, y mi trabajo es sacar a la luz esas verdades; al igual que su trabajo es limpiar aquello que ensucian las demás. ¿Me equivoco?


Mi corazón se aceleró de pronto. En una fracción de segundo algo cortó el viento a pocos centímetros de mi cabeza. Miré hacía la pared que se encontraba detrás mía, allí estaba clavado cual proyectil un cuchillo de plata que había agrietado el papel pintado que cubría los tabiques de la cocina. Aunque siguiese tras la máscara de la sirvienta humilde y servicial, en el fondo la estaba sacando de quicio. Sabía que mi vida corría peligro, pero tenía que seguir preguntando a expensas de lo que me ocurriese.


— Ejem... Lo que me pregunto ahora es por qué ocultaste el hecho de que el pudin lo llevó usted en lugar de Lady Scarlet, y sólo se me ocurre que estuviese preocupada porque a raíz de esa respuesta pudiese descubrir que Lady Scarlet estaba haciendo otra cosa que no querías que supiese, mientras usted se encargaba del transporte que habría sido originalmente tarea de su señora -deduje ocultando mi preocupación por que el próximo cuchillo fuese más certero.


— Durante ese período de tiempo Lady Scarlet estuvo recibiendo a los invitados. Hay decenas de testigos que pueden confirmarlo —respondió Sakuya con calma.


— Has hablado de tiempo y ese es un tema que me preocupa en especial. No hemos hablado en ningún momento de las horas exactas en las que llevaste el pudin ni cuándo empezó Lady Scarlet a recibir a los invitados. Sin horas precisas su declaración se encuentra repleta de lagunas —hice una breve pausa-, sobre todo si tenemos en cuenta su particular dominio del tiempo. Realizar una tarea no le impide haber hecho otras cosas sin que pasase un solo segundo...


Otro cuchillo silbó por mi lado izquierdo. Esa pared iba a necesitar reparaciones.


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⏰ Last updated: Mar 28, 2017 ⏰

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Hatate Holmes y el caso del pudin zampadoWhere stories live. Discover now