Sentir algo por Kem Wood no está en los planes de Ruby Graham, no después de que él le arrojara agua desde su balcón y estropeara su libro. Sin embargo, cuando los sentimientos comienzan a florecer, las traiciones y los celos también lo hacen.
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Kem me miraba con confusión. Se acercó levantando una mano y poniéndola sobre mi mejilla con delicadeza, pero me alejé sosteniendo la toalla firmemente alrededor de mi cuerpo y lo enfrenté, sintiendo la adrenalina correr por mi cuerpo.
—No quieres una relación. —Señalé presionando un dedo sobre su pecho—. Estás jugando conmigo. Ni siquiera somos novios por lo que no tengo nada que reprocharte, pero sí esto: no creas que voy a seguir siendo un juguete para ti. Se acabó lo que pasaba entre nosotros. No voy a estar con alguien que no sabe lo que quiere, porque yo sí sé muy bien lo que quiero y al parecer tú no. No voy a esperarte con los brazos cruzados a que te decidas si quieres estar conmigo o no. Veo que algo pasa entre tú y Ada, o pasó, no lo sé. Nunca me lo has dicho.
Respiré hondo tratando de calmarme luego de haberle puesto los puntos. Hoy con lo del accidente de Henry por salvar a Amber, me había dado cuenta lo mucho que él la quería y que ella por fin había aceptado sus sentimientos hacia él. Kem no lo había hecho pero, ¿era el momento?
Yo estaba lista, había hablado con Dan por aquel motivo.
Yo no quería estar en esta situación con Kem, no en una donde no éramos nada pero hacíamos de todo, como ahora eran las parejas. Sin formalizar. Sin ser novios. Algo como amigos con derechos. No quería eso para mí, porque no me gustaba ser el juguete de alguien.
—Mierda, no, Bizcochito —dijo él acercándose de nuevo a mí—. Sólo tengo ojos para ti, para nadie más. Desde que te conocí —sonrió con nostalgia—, viniste a mi apartamento, me atrapaste y ahora no puedo dejarte ir. No dudes ni por un segundo que no quiero estar contigo. Confía en mí, sí quiero. Te quiero a ti.
Hice puchero.
—¿Cómo voy a confiar en ti si nunca me has contado lo que sucedió entre tú y Ada?
