Se acerca la prueba

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Poco tiempo después de que el Equipo 7 fuera formado, les mandaron a una misión de escolta. Tenían que escoltar a un viejo que quería ir a construir un puente a una aldea cercana. Lo que nos sabían era que Momochi Zabuza era de quién tenían que proteger al hombre.

Consiguieron derrotarlo a él y a su amigo Haku. Sakura se tomó la libertad de aprender los jutsu del chico. Eran jutsu muy poderosos. Los chicos aprendieron que aún eran muy débiles y que el mundo ninja aún no era lugar para ellos. Kakashi había dado a conocer su Sharingan. Sakura lo reconoció. Pertenecía a su compañero de equipo, Uchiha Tobi. No quiso preguntar puesto que sospecharian de ella.

Después de esa misión, la relación de Sasuke y Naruto había mejorado un poco. Kakashi había decidido que se dedicaría a enseñar a Sasuke un jutsu muy fuerte, el Chidori. Naruto y Sakura se dedicaban a meditar.

- Pienso que Naruto y Sakura pierden el tiempo. Ellos no deberían meditar -dijo Sasuke-. Ahora mismo soy mucho más fuerte que ellos.

Kakashi no dijo nada ante el comentario de su alumno solo observó a los chicos que meditaban bajo una cascada.

- Activa tu Sharingan y fíjate bien en sus cabeza y cuerpo. No hay ni una sola gota de agua que les toque.

Sasuke les miró impresionado y la envidia se apoderó de él. Siguió entrenando aún más duro que antes forzando su cuerpo al máximo que podía. Pero Sasuke nunca podría igualar el poder que tenían sus compañeros de equipo.

Sakura seguí con su meta de volverse más poderosa y conseguir el Byakugou y para mantener su chakra equilibrado necesitaba meditar. Naruto meditaba porque su cuerpo era llevado al máximo por Kurama por las noches. Su cuerpo por las mañanas estaba terriblemente adolorido pero eso no evitaba que Naruto quisiese seguir co los entrenamientos.

Los tres se habían vuelto muy poderosos y pronto llegaría el momento de subir de nivel en los exámenes Chunnin. Sakura ya estaba informada de ello. No podía fallar siendo el rostro de ninjas Gennin.

- Naruto-kun -le llamó telepáticamente.

- ¿Qué 'ttebayo?

- ¿Cómo os va Kurama y a ti? Hace tiempo que no os pregunto.

- Perfectamente, esperó. Kurama es muy bueno. Sus entrenamientos son muy duros pero puedo con ellos.

- Me alegro de que os este yendo bien en vuestra relación. Aunque Kurama entrene tu cuerpo y tu mente, también debes ayudarle tú. Tu cuerpo esta siendo preparado en poco tiempo por eso si te sientes cansado no te preocupes que podemos parar cuando quieras.

- Gracias por preocuparte Sakura-chan.

-  De nada. deberías practicar más jutsu's aparte del Kage Bunshi. Es cierto que puede serte útil pero no abuses de él.

- Hai.

Siguieron meditando por unas horas más. Ambos habían mejorado mucho su control de chakra aunque el de Sakura era casi perfecto.

- Chicos, creo que deberíais entrenar también vuestro cuerpo -les aconsejo Kakashi.

- No lo necesitamos. Aunque entrenemos con vosotros nuestros cuerpos con mucho más resistentes -pensó Sakura.

- Si entrenamos con vosotros necesitaríamos el doble de intensidad para hacernos sudar -dijo altanero el Uzumaki.

- No te creas el mejor usuratonkachi -le dijo Sasuke.

Naruto quiso golpearle pero se contuvo cuando Sakura le tomó de la mano. Sasuke miró con celos a Naruto. Él también quiso golpearle pero se contuvo, se volteó y se fue sin decir nada. Kakashi que observaba la escena le parecía que el amor entre sus alumnos posiblemente supondría un gran problema para él en el futuro.

- ¡Ah! ¡Casi lo olvido! En unos días son los exámenes Chunnin. Podéis inscribiros si entregáis estos formularios. No es necesario que os presentéis los tres.

Kakashi le repartió a cada uno una hoja. Después desapareció. Sasuke se fue y Sakura y Naruto también. Cada uno seguía su camino.

En Suna, un pelirrojo estaba hablando con su sensei.

- Pronto serán los exámenes Chunnin. Se harán en Konoha. Recuerda que allí será cuando Suna invadirá Konoha.  Debes tener cuidado de no levantar sospechas.

- Lo se maldito viejo. No me dirijas la palabra -le contestó.

- Oy mocoso...

- ¿Nani? Es raro que me hables fuera de los sueños -dijo mentalmente Gaara.

- En Konoha. Ten cuidado. Siento que algo muy bueno pasará pero que tiene seguido de algo que es tan malo que podría incluso llorar.

- Es imposible que llores. Eres muy orgulloso y eres el Espíritu de la Arena.

- Exacto. Así de malo es.

- ¿Y la cosa buena?

- He podido sentir recientemente actividad Bijuu en dirección a Konoha.

- Quieres decir que ella...

- Quién sabe. A lo mejor sí, a lo mejor no.

- Si no pertenece a ella, a las malas le ayudaré y me haré amigo del Jinchuriki de Konoha.

- Hai, hai.

- ¿Estás cansado? ¿O solo viejo?

- Se más respetuoso mocoso del pelo rojo.

Gaara sonrió por un momento. No fue demasiado vistosa pero tampoco era difícil de leer.

La personalidad de Gaara también había cambiado bastante desde la traición de su tío. Aunque se aferraba a la luz de esperanza de Sakura, aún le costaba mantenerse cuerdo con las personas a su alrededor. Aunque son Shukaku si estaba bastante cómodo, no le gustaba estar rodeado de mucha gente.

Gaara iba caminando por la calle principal de Suna. Estaba bastante llena pero aún así la gente le había hecho un pasillo por dónde pasar. sus hermanos le seguían de cerca. El chico peli-rojo estaba siendo observado con temor y odio, pero ya no le importaba. Su corazón estaba dañado con la peor herida de todas, la traición. Unas miradas no le harían cualquier daño.

- Helado... -murmuró.

Un niño que llevaba un helado en la mano tropezó y la comida cayó sobre Gaara aunque la arena le protegió. El niño le miraba atemorizado y las personas alrededor miraban la chico con tristeza como si ya hubiera firmado su sentencia con el demonio.

- Niño... ¿Te gusta el helado? -le preguntó frío.

El niño no dijo nada. Estaba tan atemorizado que ninguna palabra salía por su boca.

- ¡Responde! -le gritó.

- Es solo un niño -le dijo su hermano Kankuro.

- Ten piedad de él y deja que se vaya -le dijo su hermana mayor Temari.

- Nadie tuvo piedad de mí cuando me metisteis al Bijuu dentro -sus hermanos bajaron la mirada-. ¡Hey! ¡Responde! 

- ¡Sí!

- Trae dos. Dile al vendedor que solo te cobre uno o romperé la tienda.

El niño fue corriendo a comprar unos helados. El vendedor de halados que había visto la escena no quiso cobrarle ninguno de los helados. No se arriesgaría a que el monstruo destrozará su valiosa heladería.

El niño volvió con los helados. Le extendió los dos a Gaara. Uno era de fresa y otro de vainilla.

- ¿Cuál es tu sabor favorito? -le preguntó-. ¡Responde ahora!

- ¡El de vainilla!

- Puedes comerlo. Hoy estoy de buen humor.

Gaara tomó solo uno de los helados, el de fresa.

- ¿Le gusta la fresa? -preguntó el niño.

- Me recuerda una vieja amiga -dijo. En sus ojos se pudo ver un brillo de cariño y por un momento sonrió.

Gaara siguió su camino bajo la atenta mirada de sus hermanos y de todas las personas que pasaban por allí. Todos los presentes se preguntaban quién sería esa persona que consigue que el "monstruo" pusiera esa cara.

Cierta chica peli-rosa en Konoha estornuda.

El Cerezo De AkatsukiWhere stories live. Discover now