Capítulo 13: Tú eres como yo

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Despierto sobresaltada, mis ojos se encuentran con la visión de un sillón rojo, acentuando su color contra la madera oscura de la mesa que se encuentra frente a mí

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Despierto sobresaltada, mis ojos se encuentran con la visión de un sillón rojo, acentuando su color contra la madera oscura de la mesa que se encuentra frente a mí.

—Vaya, parece que tu sueño es realmente profundo. Pensé que te despertarías después de un rato.

—¿Dónde...? ¿Qué...? —Mis palabras son un murmullo confuso, luchando por asimilar la escena que me rodea—. ¿Qué está pasando? ¿Cómo es que estoy aquí?

—Te desmayaste, y te traje a un lugar seguro. —Su voz es calmada.

Mis ojos exploran la estancia del antiguo bar de Simón, un rincón perdido. La luz tenue que se filtra a través de las ventanas desgastadas baña el espacio de madera por doquier en un resplandor suave, casi atemporal.

Creí haberlo visto clausurado a este lugar. Queda casi al final del pueblo, y alejado del mismo. Al parecer estoy en lo incorrecto. El hombre del mostrador me mira y se toca el sombrero en forma de saludo.

Trago saliva.

—Conversar... ¿Pero...? Caí de la azotea y luego tú... —me comienza a temblar la voz mientras trato de recordar los detalles—. Y después... ¡Te salieron! ¡Te salieron a-alas!

Instintivamente, mis manos se aferran a mi pecho, sintiendo el latido acelerado de mi corazón y las lágrimas que se me ahogan en la comisura del lagrimal a punto de escapar. ¿Tuve otra alucinación?

No es posible que los efectos adversos se sigan presentando, es insólito. No puedo correr con esta pésima suerte.

—¿Crees que fue solo una alucinación? —Cuestiona con desconcierto—. No era la forma más convencional, pero era la única manera de salvar tu vida.

—¿Leíste mi mente? —Ensancho mis ojos.

—Sí. Si eso te dará calma.

—¡Claro que no!

Paso saliva por mi garganta.

Tyler está sentado con un brazo descansando en la mesa, su postura es relajada pero sus ojos afilados transmiten seriedad, como si me controlara con ellos y anticipara mis movimientos.

Mi mente se encuentra igual que un rompecabezas, y cuando uno dos piezas enseguida se desfiguran formando otra totalmente distinta.

Hago a un lado los mechones de cabello que caen sobre mi rostro. Extrañamente mis dedos no se enredan en el esperado nido que seguramente tengo por peinado.

—Lo acomodé porque intuyo que te hubieras sentido incómoda. Al fin y al cabo es mi culpa que estemos aquí. —Se aclara la garganta. Con agilidad, su mano derecha viaja a su nuca y mira por un segundo hacia otro lado.

Parpadeo un poco desconcertada. No me esperaba esa declaración. La idea de que haya tocado mi cabello me es... Ajena. ¿Por qué el detalle?

—No era necesario... —carraspeo ante lo ronca que suena mi voz a causa de la tensión—. Tyler... —Meneo la cabeza—. No entiendo lo que está pasando, por qué sigues mencionando el secuestro, por qué haces esto. ¿Qué hago aquí ? ¿De qué circo has salido y por qué tenías alas? ¡Nos aventamos de una azotea!

Ademia ©Where stories live. Discover now