✨ Capítulo 16. ✨

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Anna seguía ahí parada observando el horizonte, con tantas cosas en la cabeza que sentía que se volvería loca.

—Anna —escuchó una voz detrás de ella. Ella sabiendo quién era no contesto, solo dio media vuelta y se dispuso a entrar a su casa sin dirigirle la mirada a su padre—. Anna por favor, debemos hablar.

—Yo no tengo que hablar contigo —dijo fría.

Maximiliano la tomó del brazo, deteniéndola.

—Debemos hablar.

—Yo no quiero hablar contigo —contestó de la misma manera.

—¡Pero yo sí! — gritó harto de su comportamiento —. Además no te pregunté si querías, dije que debemos hablar y eso haremos —dijo y comenzó a caminar a su estudio.

—¡Papá suéltame! —gritó quejándose.

—Está vez no aceptaré un no por respuesta

—¡Papá déjame ir!

Llegaron a su estudio y Maximiliano cerró la puerta con seguro.

—¡¿Que es lo que rayos te pasa?! —gritó enojada.

—Eh estado esperando por más de una semana a que quisieras hablar conmigo, pero no más no quieres y sinceramente me canse de esperar.

—Lo siento tanto, no sabía que el señor tenía sentimientos —dijo sarcásticamente

—Deja de hablarme así Anna —dijo él molesto.

—Pues no encuentro como llamarte, después de lo que has hecho.

—¡Entiende que yo no quería!

—¿Estás seguro papá? Por que si no hubieses querido pudiste haberlo evitado.

—Estaba muy mal Anna, había perdido un contrato multimillonario y Dios... estaba estresado y no quería llegar a casa de este modo, molestar a tu madre o a ti.

—Y tu única solución fue desahogarte con ella.

—¡Fue la única que me apoyo en ese momento! —gritó desesperado.

—¡¿Y mamá que?! —gritó ella igual—. ¡Se supone que cuando se casaron fue para estar juntos en las buenas y en las malas! Y ese momento para ti eran malos ratos, mamá pudo ayudarte, pudo haber entendido.

—¡Lo sé! ¡Claro que lo sé!

Su conversación se estaba basando en gritos, lágrimas y corazones rotos. Ambos estaban demasiado dolidos.

—No trates de excusar lo que has hecho papá, lo que hiciste no tiene nombre —derramó más lágrimas.

—No digas lo que ya sé Anna —dijo dolido.

—Tendré que vivir con el hecho de que has engañado a mamá con esa zorra.

—¡YA CÁLLATE! —dijo y le volteó el rostro con una cachetada.

Anna se tocó la mejilla y las lágrimas resbalaron por sus mejillas.

—Tú nunca me habías tocado papá, esta es la segunda vez —dijo ella. Maximiliano ni siquiera se mostró arrepentido—, se nota que esa mujer te ha cambiado, golpeas a tu hija y engañas a tu esposa... ¡Te odio! —gritó y salió corriendo de la oficina.

Maximiliano soltó un suspiro de frustración, se supone que trataría de arreglar las cosas con ella, no a empeorarlas.

—Soy un imbécil.

Anna llegó a su habitación a paso veloz y cerró la puerta con seguro, estaba harta que su padre la golpeara y todo por defender a esa mujer, la que había roto a su familia. Se acercó a su armario donde sacó unas maletas, ahí colocó ropa, lo necesario para unos cuantos días, ya vería a donde se iría, pero a casa de Logan no, él sería capaz de regresarla a su casa. Cuando metió a las maletas la ropa necesaria o lo necesario, salió de su habitación sacando únicamente la cabeza, checando que nadie estuviera en el pasillo y así ser más fácil su huida.

Querido Hoyuelos © ⭐Logan Henderson⭐| #FannyFríasМесто, где живут истории. Откройте их для себя