IMAGINARIA

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26 de Diciembre del 2017.

La mirada de Denise se posa en las enormes letras que se encuentran pintadas con aerosol en los grandes ventanales del local. Rojo para resaltar. Rojo para que ningún turista se pierda semejante acto de vandalismo y de humillación.

Una lágrima quiere salir de los ojos de la chica. Lagrimas con sabor a sal y cargadas de rencor y odio al ver todo lo que está escrito afuera de su negocio.

Zorra.

Puta.

Perra.

No es nada que no haya escuchado antes, solo que esta vez las cosas se van descontrolando cada vez más en toda la extensión de la palabra. Ya no puede luchar con esto todos los días. Denise ya no se encuentra con la misma fuerza que tenía cuando todo esto se desató, cuando las cosas empezaron a arder cada vez más.

¿Qué estamos en la segunda guerra mundial? Donde los alemanes te etiquetaban como si fueras un objeto, y no un ser humano. Y nos seguimos atacando, señalando, siendo intolerantes con quien no piensa como nosotros. Esa es señal de que no hemos aprendido nada.

—Fernanda —se aclara la garganta en lo que su empleada se acerca al escuchar que la llama —. Por favor limpia lo que está escrito aquí —le hace una seña con la mano a las groserías que están escritas en la ventana —. Te esperaré adentro.

Respira profundamente antes de caminar al interior del lugar, de sus labios escapa un débil quejido al ver que en la mesa cinco se encuentra César, junto con otras tres chicas que lo siguen a donde sea que él vaya. Todo sería más fácil para la morena si él dejara de venir a ese lugar solo para fastidiarla. Pero no, él vive en base a la vida de ella.

—Disculpa —la morena frena sus pasos al escuchar que una de las chicas la llama con desdén. Ella voltea y ve que se trata de una rubia que se encuentra a lado de César sobándole los hombros con coquetería —. Estoy solicitando tus servicios, ¿o es que aparte de zorra eres sorda? —todos estallan en carcajadas ante su comentario, él incluido. De todo, su actitud es la que más le molesta. Hasta hace unos meses le seguía rogando por otra oportunidad.

—Perdón, me encontraba ocupada —pasa saliva con la rabia acumulada. De su cuenta los mandaba a la mierda y todos felices. Pero debe atender a los clientes de buena gana —. ¿Qué les vamos a servir?

—Para nosotras una ensalada de pollo y un agua mineral a cada una —de inmediato ordena una que es castaña —, y que sea lo más rápido que puedas —truena los dedos para que todos la puedan ver.

— ¿Para usted le damos algo? —con las pocas fuerzas que le quedan se dirige al que fue su novio. Un chico de complexión musculosa, gracias a sus horas en el gimnasio, de piel morena clara, cabello rebelde, corto. Ojos café oscuro.

—Tú ya sabes lo que me gusta preciosa —guiña un ojo al decir esto último. Denise rechina de inmediato los dientes. Como detesta que haga ese tipo de cosas.

—Lamentablemente ahora no te puede abrir de piernas como a él le gustaría que lo hicieras —la castaña suelta una carcajada al decir esto.

A la mierda los putos modales.

—Lo haría, pero tal parece que otra ya se las abrió para que meta y saque su puto pene cada que quiera —cierran la boca de inmediato —, una castaña imitación Lyn May. ¿La conoces? —les lanza una última mirada antes de seguir su camino hacia la cocina para que le hagan el pedido y se vayan de una buena vez.

—Denise —ella voltea al escuchar la voz de Fernanda a sus espaldas —, ya limpie las ventanas. ¿Algo más que pueda hacer?

—Si, por favor encárgate de este pedido. Es para los de la mesa cinco —la chica toma la orden y se dirige a la cocina para prepararlo. Mientras tanto la morena se encamina a su oficina para meditar en un tiempo a solas.

— ¡Denise! —la morena voltea al escuchar que la llaman por detrás. Gran error. La castaña que antes la había insultado se encuentra de pie con una hoja en la mano derecha —. ¿Me puedes dar tu autógrafo? —la chica palidece al ver lo que contiene la hoja que porta la chica. La respiración se corta, teme entrar en un ataque de pánico. Todos en la mesa estallan en carcajadas al ver su reacción. Incluso él.

La morocha entra con rapidez a su despacho y una vez ahí se deja caer al suelo una vez que está segura de que nadie la puede ver de esa manera. Tan vulnerable. Se deja mecer entre la música que suena de la bocina.

In my field of paper flowers and candy clouds of lullaby

I lie inside myself for hours and watch my purple sky fly over me.*

Ya no puede continuar con esto.

Es extenuante el tener que enfrentar escenas como esa todo el tiempo, pero ahora es peor. Todo se le ha salido de sus manos. Si era difícil vivir en el pueblo cuando la llamaban mojigata, antes de todo este embrollo, ahora es un infierno desde que la empezaron a llamar zorra.

Tiene que huir.

Empezar desde cero, donde nadie sepa quién es, ni sepa su pasado. Donde nadie la trate mal en sus propios terrenos.

Swallowed up in the sound of my screaming

Cannot cease for the fear of silent nights

Oh, how I long for the deep sleep dreaming

The goddess of imaginary light.*

Vivir en otro sitio.

Lejos de su familia y de toda esa bola de desconocidos que solo hablan por hablar. De esas personas que no se toman el tiempo de investigar antes de dar un juicio propio.

Ella se irá sin perder más tiempo.

Sin excepciones.

***

*En mi campo de flores de papel y nubes de azúcar hechas de canciones de cuna

*Soy tragada por el sonido de mis gritos que no pueden cesar por temor a las noches silenciosas. Oh, cómo añoro soñar profundamente a la diosa de la luz imaginaria.


La única excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora