SER LIBRE.

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Multimedia: Lana del rey – Get Free (español)

—Las olas se ven increíble de noche —es lo primero que dice Gael en medio del silencio en el que nos vemos envueltos. Los dos nos encontramos sentados en dos sillas mirando el mar —. Te incitan a meterte en ellas. Pero como bien sabes, las playas de Vallarta son traicioneras.

— ¿En serio estabas preocupado por mí? —me atrevo a preguntar, ignorando lo que acaba de decir sobre el mar —. ¿Por no verme en el malecón estos días?

—Tan solo se me hacía extraño no verte en ningún lado —le da una calada a su cigarro —. No llegabas a dormir y no te veía por las mañanas.

— ¿No sabía que eras de La Chona? —me mira de reojo fingiendo seriedad.

—Sí, soy de mi bella Encarnación de Díaz —veo nostalgia en sus ojos. Sé cómo se siente estar lejos del hogar. Pero también sé que cuando este se convierte en un completo infierno, lo mejor es huir —. En algunos momentos la extraño como nunca. Y en otras me alegro de estar lejos de ahí —le da un trago a su margarita —. ¿Y tú Denise? ¿De dónde vienes?

—Soy de Ajijic —un nudo se instala en mi garganta al recordar a mis amigos —. Aquel pequeño pueblo, a lado de la laguna de Chapala. Lleno de murales por doquier —Gael me mira con atención —. Yo nunca fui muy buena en lo que a la escuela se refiere, pero si en cuanto a la mercadotecnia. Por lo que con ayuda de una gran amiga, logré abrir un pequeño restaurante, no me iba nada mal.

—Suena como una buena vida —le doy un trago a mi margarita —. ¿Qué te hizo venir hasta acá?

—Yo tengo por padres unos realmente estrictos y fanáticos religiosos. No podía mostrar ni un poco de piel. Ni pintarme el cabello, no me dejaban escuchar ningún tipo de música y mucho menos el rock, que me encantaba tanto —una punzada se instala dentro de mi pecho al recordar todo —. Bueno, lo cierto es que mi padre era el extremista, mi madre solo seguía las ordenes de su patriarca —a mi mente aparecen todos esos momentos donde mi madre quiso hablar, tener opinión propia. Y donde decidió callar —. Él se creía tan perfecto. Tocado por Dios. Pero a mí me tocó ver todo lo que hizo detrás de su apariencia —una lagrima resbala por mi mejilla al recordar lo que le hizo a Becca —. Había una chica en mi salón de clases, tanto ella como su madre eran conocidas como las putas del pueblo —me llevo una mano a la boca —. Mis padres fueron los primeros en hablar mal de ellas, poniendo como excusa a Dios en medio de sus acciones. Por poco sugerían que las golpearan con piedras.

—Entonces solo se dejaban guiar por el antiguo testamento.

—Esa chica se volvió en una de mis mejores amigas —el me mira con sorpresa —. A mí me llamaban mojigata, a ella perra. Supongo que hicimos un buen equipo —sonrío al recordar a mis amigos —. Somos una dualidad perfecta. Es lo que Rebecca solía decir siempre.

—La sociedad actual es una puta mierda —le da una calada al cigarro —. Nunca te dejes guiar por lo que ella diga sobre ti —le sonrío a modo de agradecimiento —. Por ese tipo de personas es que ya no creo mucho en Dios.

—Pero yo nunca he dejado de creer en Dios. Solo dejé de creer en la iglesia. De las personas que asisten a ella. Mis padres me estaban quitando la vida allí dentro.

—Cuando supe lo del engaño de Florencia, inmediatamente fui en busca de mi hermano —hace una mueca al recordar todo lo sucedido. Por lo visto nunca ha hablado de esto con alguien —. Cuando llegué a casa lo golpee sin parar. Mi familia paró la pelea, pero todos me miraban a mí como si fuera un monstruo. Me dijeron que yo tuve la culpa de lo sucedido entre Florencia y mi hermano, ya que si yo la hubiera amado lo suficiente, no hubiera pasado la infidelidad.

La única excepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora