NEGRO COMO LA NOCHE

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abrí mis ojos lentamente, no tenia ganas de despertar aun, pero fue inevitable ya que la claridad del día llegaba a mi rostro, sentía cada parte de mi cuerpo adolorido y aun estaba cansada, la primera imagen que capto mis ojos fue a una sirvienta acomodando las cortinas, ya tenia a la responsable de que el sol este en mi cara

-ohh mi señora, lo siento por despertarla, pero el duque lo ordeno, quiere almorzar con usted- me dijo, al mencionar la palabra duque senti el golpe de todos los recuerdos de ayer, mire a mi alrededor y pude ver una mancha de sangre y mi cuerpo solo cubierto con una fina manta, me sonroje al instante.

-ya son horas de comer- le pregunte, ya que me era casi imposible pensar que dormí hasta casi el mediodía.

-si mi señora, la comida sera servida en un momento- me respondió tranquilamente.

-esta bien, retírate y preparame un baño deseo asearme antes de almorzar-dije

-en seguida mi señora- hizo una reverencia y se retiro, en el momento que salio, tome mi camisón y me lo puse, quite las sabanas y mantas que tenían rastro de lo que sucedió ayer, me daba vergüenza que hasta un sirviente viera eso, los hice una bola tratando bobamente de ocultarlo, pero en el fondo sabia que cuando lo lavaran mi secreto seria revelado y me daba vergüenza el solo pensarlo, mis pensamientos fueron interrumpidos por golpes en la puerta.

-Ya está todo listo como lo ordenó, mi señora-dijo la misma sirvienta que hace sólo unos momentos estaba en mi habitación, vaya tenía que admitirlo si que eran eficaces las sirvientas del duque. mientras me ayudaban a bañar y a arreglarme no podía dejar de pensar en cómo debería actuar enfrente de el, lo que sucedió ayer era casi inexplicable para mi, yo no era así, trataba de repetirme constantemente que él era mi marido y que era normal tener ese tipo de relaciones, pero marido o no, no cambiaba el hecho de que sólo lo había conocido por un día, mi mente no paraba de trabajar, no entendía si era yo la que tenía estos pensamientos y no me había dado cuenta hasta ahora, o era un comportamiento normal después de estar en ese tipo de situación, mi inteligencia se limitaba a no saber cómo responder todo lo que estaba pensando y me frustraba.

-mi señora ya está lista, se ve radiante- me dijo una de las sirvientas que me estaba peinando, mire mi reflejo y así era, estaba bonita,me analicé completamente de pies a cabeza para ver si después de esa noche nada en mi había cambiado, mi cabello seguía con la misma medida, lo tenía hasta mi cintura seguía lacio con grandes bucles en la punta e igual de sedoso, mis ojos seguían igual de celestes que siempre, mi nariz respingona seguía igual al igual que mis labios que según rose parecían pétalos de rosa por la forma corazón que tenían aunque para mi solo eran labios normales, mi piel seguía igual de pálida, y senos estaban igual grandes pero no para exagerar, para mi era una molestia no me ayudaban con el combate a espada, pero después de ayer tenía un nuevo concepto sobre mis senos, mi cintura seguía igual de estrecha gracias a todos los años de corsé y mis caderas seguían igual de anchas como de costumbre, no tenía caso seguir examinándome nada había cambiado en mi pero por alguna razón me sentía diferente, radiante podría decirse o tal vez solo el vestido celeste me hacía lucir así ya que parecía estar hecho solo para mi, eran de casi el mismo color que mis ojos, y con mi lecherosa piel resaltaba muy bien. Respire profundo, ya era hora de ir al comedor.

-Gracias, bajaré ahora-con lentos pasos me dirigí al comedor, pensando en cómo debería actuar frente a él, llegue más rápido de lo que yo hubiera querido.

-buenas esposo, espero no haberlo hecho esperar- le dije haciendo una reverencia y evitando sus ojos.

-toma asiento- respondió simplemente, me senté y solo me dediqué a ver mi plato de comida, se veía delicioso, ahora que lo pensaba moría de hambre, pero al estar pensando no me había dado cuenta de casi nada a mi alrededor, me dediqué solo a comer, en la habitación se podía solo escuchar los ruidos de cubiertos rodeado de un incómodo silencio.

- la carne no es de tu agradó- me pregunto al ver como solo comía el delicioso guisado de hortalizas.

- la verdad mi señor no me agrada tener que matar para gozar de mi comida- era cierto aunque a rose no le parecía correcto que dejara de comer carnes, yo pensaba que no era correcto tener que matar animales inocentes solo para satisfacer nuestro paladar, yo había vivido por 10 años sin comer carnes y seguía viva y sana en mi opinión la carne no era vital para vivir, pero algunas personas solo le parecía estupido este tipo de concepto.

-Interesante, tus padres no te han persuadido a consumirlos, ya que es muy bueno para el cuerpo -me pregunto, me quede callada no sabía cómo contestar a eso todos en la sociedad sabían mi estado con la familia, no sabía si era una pregunta con trampa o en verdad no sabía por todos sus años en guerra- ya veo, tomaré tu silencio como un no- dijo respondiéndose a sí mismo, por primera vez en el día alce mi vista para verlo a los ojos, se veía molesto, tragué grueso, ninguno de los dos rompía contacto visual yo ya me había quedado petrificada al ver sus ojos tan verdes e intensos como los ayer , al pensar en la noche anterior no pude evitar sonrojarme, a lo que él pareció adivinarlo y sonreír con arrogancia.

-lo siento, solo es que estaba pensando, eso sucedió hace tanto tiempo que ya no guardo muchos recuerdos- le dije tratando de safar de la situación, la verdad si recordaba todos los regaños de rose por ese motivo, pero hablar de rose y Alex aún no era el momento.

-está bien, tengo que retirarme, tengo cosas urgentes que atender- me dijo antes de retirarse del salón. Luego de terminar con mis alimentos salí a pasear.

Siempre había amado a los animales y al pasar frente a los establos no pude evitar entrar, en la casa de mi padre era una de las pocas cosas que me ayudaban a despejar mi mente, visitar a los caballos y galopear, tenía tiempo de no hacerlo, mi vista viajaba en los majestuosos caballos, no pude evitar seguir el ruido de un relincheo seguidos de bufidos, me quede como piedra en el momento que lo vi, estaba más inquieto que el resto y era mas destacable que cualquier caballo de este establo, sin dudarlo y como acto reflejo me aproxime a tocarlo, a él no parecía agradarle la idea porque se ponía más inquieto a medida que daba pasos hacia el, pero me era casi inevitable dejar de caminar hacia el, cerré mis ojos y puse una mano enfrente dando a su cara y me quede allí esperando lo peor, para mi sorpresa los relincheos y bufidos fueron desapareciendo hasta ya no escucharlo, abrí mis ojos lentamente y el caballo estaba quieto y mirándome, poco a poco acerque mi mano a su cabeza hasta lograr tocarlo, podía hasta casi sentir su mirada de desconfianza, pero por alguna razón me dejaba acariciarlo, para mi fue inevitable no querer tocarlo, era tan negro como la noche, su pelaje era tan suave podía ver muchas cicatrices en su cuerpo, por alguna razón me sentía identificada y estaba hipnotizada por el no podía dejar de mirarlo era tan negro,tan hermoso, mi padre no tenía ni un solo caballo negro, no podía saber porque, pero siempre había pensado que quería evitar lo más que podía pensar en su pequeña hija bastarda aunque solo eran ideas mías. Había estado horas acariciandolo y no quería volver a la mansión, pero sabía que las sirvientas se preocuparían y armarían un alboroto, ya que fue casi imposible quitármelas de encima.
Llegue a mi habitación no sin antes ser interrogada por mi ubicación por las sirvientas, claro que inteligentemente desvíe todas las preguntas que me hacían, les había dicho que no cenaría y no que me interrumpieran a no ser que sea algo de vida o muerte ya que quería dormir
La verdad estaba cansada, el frío ya no era tanto problema para mi por suerte, me quite mis abrigos y mi vestido para ponerme el camisón, apenas puse mi cara en la almohada sentí un alivio en todo el cuerpo, estaba cansada y no entendía el porqué , no había hecho nada en el día , sentí como mis ojos se cerraban y lo negro que se volvía todo a mi alrededor.

CUATRO PAREDESWhere stories live. Discover now