VOLVISTE

54 5 5
                                    

Ya había pasado doce días desde que visitaba todo los días el pueblo para entrenar, ya era una rutina, estaba mejorando mucho, me servía mucho llegar a casa y seguir practicando en la pieza que supuestamente hacía solo bordado o pintaba, todo estaba en blanco allí, no había tocado nada de esas cosas, solo lo usaba como coartada, hoy en la mañana me había llegado una carta del duque, me había dicho que había llegado bien y me preguntaba como estaba , era una carta breve, me había planteado responderle pero no sabía cómo y lo más probable es que no tuviera tiempo de leerla, la tenía en mi bolsillo para que me diera buena suerte hoy.

-concéntrate susan- me regaño cesar, entrenar con él era más duro que con el resto, pero me agradaba superar mis límites.

-lo siento- le dije, mientras me ponía de pie de nuevo -estoy lista- dije poniéndome en posición.
Estaba mejorando bastante, se podía decir que ya era buena, no excelente como ellos pero ya era buena , sus habilidades con la espada también estaban mejorando bastante.
Estaba empapada en sudor y bastante cansada, ya no me costaba tanto entrenar con este clima me estaba acostumbrando.
estábamos todos reunidos descansando sobre la nieve algunos solo sentados y otros acostados como marie, David y yo, era fantástico ya poder reconocer a los gemelos

-dentro de una semana no podré asistir por 3 días- le informe al grupo, lo mejor sería hacer eso, ya que dentro de una semana vendría el duque y no quería que sospechara nada.

-está bien, no te preocupes susan, en dos semanas empezaremos los duelos con las espadas reales- informó thiago.

-genial-dijeron al mismo tiempo los mellizos
Ya quería que llegara, lo había estado esperando, quería que me tocara con thiago, cesar o Rosalia  ya que ellos eran muy buenos en los duelos, los había visto luchar uno contra otro y me sorprendió bastante sus habilidades claro que el resto también eran buenos, pero no como ellos.

La semana había pasado demasiado rápido para mi gusto, había movimientos que me faltaban pulir y ahora los tenía que hacer sola.
ya había desayunado, me había puesto un vestido después de casi veinte días, el vestido lo había elegido Carla ya que según ella eran del mismo color Rojo que mis labios y me hacían resaltar.
Estaba en el jardín sentada en una banca leyendo un libro,  había pasado tiempo desde que no hacía esto, me gustaba leer, la biblioteca de la casa del duque tenía muchos libros interesantes, estaba segura que eran extranjeros, el que estaba leyendo era de un país que ya no existía, pero hablaba de cómo fue su cultura y como se manejaban políticamente

- no imaginaba que te gustaban ese tipo de libros- dijo una voz que hizo que sintiera un cosquilleo en todo el cuerpo, solté el libro como reflejo y mire al dueño de la voz-ha pasado un tiempo, mi señora- dijo arrodillándose para agarrar mi mano y besarla

-regresaste a salvo-dije sonrojada-cómo te ha ido en tu viaje- le pregunté, el se paró sin soltar mi mano y me dio un leve estirón para que lo imitara

-damos un paseo-me pregunto, asentí y comenzamos  a caminar tomados de la mano- fue agradable- me respondió simplemente- hay muchos rumores en la corte- me comentó- no imaginaba que tendrían esa imagen de mi- dijo sonriendo- cuando me vieron en la fiesta del palacio, las damas se quedaron con la boca abierta- me contaba divertido.

-son solo rumores vagos- le dije-te presentaste a una fiesta de la corte- le dije sorprendida -porque- le pregunté

-ya soy un hombre casado, así que no habrá nobles queriendo casar a sus hijas conmigo, si antes no lo hacían era por el miedo pero ahora no lo harán porque estoy casado-dijo simplemente- pero fue divertido ser el centro de atención de aquellas mujeres

-me alegro mucho que te guste la atención de otras mujeres- le dije con mi ceño fruncido y soltando su mano- deberías ir más seguido a la capital- le dije caminando más rápido y entrando en el pequeño invernadero que estaba un poco abandonado.

-Susan no deberías estar celosa- me dijo alcanzándome y abrazándome por detrás-solo me gusta la atención de mi esposa-me dijo muy despacio en mi oído, haciendo que todos los bellos de mi cuerpo se ericen- no recordaba este lugar - me dijo, desatando los hilos  de mi vestido -adentro no es tan malo como da la sensación en el exterior- me dijo despacio en mi oído, estaba mal hacerlo aquí pero no quería detenerlo, yo lo había extrañado y también quieria hacerlo, cuando ya me había quitado el vestido solo faltaba el corsé para quedar en paños menores -odio el corsé- me dijo mientras me  quitaba

-ya también, lo odio-le dije- para que su majestad quería audiencia contigo-le pregunté, esa parte él había omitido.
Me quito el corsé y lo tiro en algún lugar del piso, solo quedaba mi pequeño vestido interior, puso ambas manos en mi cadera y dio pasos al frente guiándome hasta que mi cuerpo quedó muy pegado al cristal del invernadero

-asuntos familiares-me dijo, quise darme la vuelta para mirarlo a los ojos, ya que no sabía qué significaba eso, pero cuando quise dar la vuelta lo impidió ejerciendo presión en mis caderas- lo haremos así - me dijo, hacerlo así, antes de que pudiera imaginar la forma su mano se coló bajo mi corto vestido y fue ascendiendo hasta mi vagina, al sentirlo ahí sentí mi respiración entrecortada- no sabía que estabas tan ansiosa- me dijo, desde que empezó a hablarme ya sentía como mi feminidad rogaba por atención, cuando empezó a masajear mi clitoris no puedo evitar arquear mi espalda y gemir , sentí sus manos sobre mi endurecido pezon, ya empezaba a respirar entrecortadamente, extrañaba esta sensación, sentí su dedo adentro manteniendo un ritmo que entraba y salía, mis piernas ya empezaban a temblar pero fue aún mejor cuando su boca empezó a besar mi cuello, no pude evitar que fuertes gemidos salgan de mi boca , hizo que doblara ligeramente mi espalda hacia enfrente, no quería desestabilizarme así que puse ambas manos en el cristal, antes de que pudiera pensar en qué pasaba ya que su mano había abandonado mi vagina y la había puesto en mi cadera después de separar mis piernas un poco, senti su primera envestida no fue lento todo lo contrario pero lo menos que hice fue quejarme, sus penetraciones eran duras e iba aumentando el ritmo cada vez más, ya no podía mas, sentía una presión en mi vientre era un volcán en erupción y a juzgar por los gruñidos y su respiración el también estaba así, sentí algo caliente llenar todo mi interior y su miembro ser retirado de mi interior
Recosté mi cabeza en el cristal, estaba agotada
Solo se escuchaba nuestras respiraciones agitadas, yo no sabía qué decir en situaciones cómo estás

-debería mejorar el invernadero-me pregunto rompiendo el silencio, reí por su comentario al igual que el

-si, deberías -le dije con una sonrisa- me ayudas- le pedí ya que no quería vestirme sola.
Me había ayudado a vestir, y después almorzamos y cenamos juntos, estuvimos todo el día juntos charlando, ya estábamos en la cama, mi cabeza reposaba en su pecho era relajante escuchar los latidos de su corazón.

-sabes, al volver de la guerra no quería nada de esto-confeso - pero ahora todo es diferente

-sabes, yo siempre quise ser un caballero-le confesé, solo escuché su risa, sabía que su reacción sería esa pero no era agradable experimentarlo

-eres noble y mujer, aunque a mi no me importen esas cosas, jamás dejaría que mi mujer esté expuesta al peligro- me respondió, ya tenía claro que no podía decirle que estaba practicando, ya que lo más seguro era que lo impidiera a toda costa.

-me gusta ser tu mujer, pero también me gustaría ser un caballero-insistí

-ya dije que no, ademas no estás preparada, ser caballero no se trata solo de portar una espada y llevar el uniforme, tienes que matar, estás preparada para eso, cargar con una vida no es algo fácil de lidiar, ademas practicar a tu edad será muy difícil- me dijo, todo eso era cierto, tenía que admitirlo, matar era algo difícil pero no imposible, ya lo había hecho un montón de veces, cuando Alex tenía que torturar o matar a un prisionero en la casa de mi padre, el me llevaba, claro que la primera vez que lo hizo fue para que abandonara el sueño ridiculo de ser caballero, lo mate ,pero olvidar la cara de la primera persona que había matado era imposible, rogaba por su vida, alegaba tener una familia, esposas e hijos, pero la orden era orden y para un caballero la piedad era un sentimiento innecesario, tomar una vida era tener un nuevo recuerdo, luego de eso no pude tocar una espada por dos semanas, pero me recuperé, ya había matado así que arrepentirme era imposible tenía que levantarme y seguir, luego de eso obligue a alex a dejarme participar en cada ejecución o tortura que tenía, con cada muerte se había vuelto costumbre y podía vivir con eso.

-podría vivir con eso- dije suavemente, no me respondió, se había quedado dormido y yo imité su acción.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 03, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CUATRO PAREDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora