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Connor

—Déjenlo junto al escritorio..., Perfecto..., —Sí Melody planeaba dejarme aquí hasta que mi corazón no latiera más y darle mis órganos a un miembro del Sexo Perfecto ya no era algo que me importara.

Melody resultó ser como todos los demás miembros del Sexo Perfecto.

Traidores...,

Mentirosos...,

Falsos...,

Manipuladores...,

Seres rencorosos controlados por el odio.

Pero para ser sincero ¿qué podía esperar de alguien cuya voz podía ser la única compañía que tendría hasta que mi cuerpo no pudiera más?

Todavía tenía la manta sobre mi cabeza, no podía cerrar los parpados y veía las siluetas de los guardias, sin hacer algún otro movimiento, como sí estuviesen tiesos; quizás Melody los drogó con la misma sustancia que Mireya usó en mi para convertirme en su marioneta.

—Muy bien, chicos, creo que es hora de actuar —los guardias retiraron la sabana—antes de que el primer efecto termine.

¿Primer efecto?

¿Qué quiso decir con primer efecto?

Mi cuerpo seguía tieso y no veía a Melody; solo las siluetas de los guardias siendo apocadas por el resplandor de la lampara que me iluminaba.

Los tipos lucían altos y fornidos.

—Por favor traten de no mover lo. Ahora colóquenle la dosis en el brazo derecho. Y no hablen, recuerden que puede reconocer sus voces.

¿Reconocer sus voces?

¡Un segundo!

¿Acaso eran quienes creo que eran?

—Ahora —Uno de los guardias tomo de mi brazo derecho e inyecto una sustancia que comenzó a hacer efecto—Listo, Connor. Con esto te vas a sentir mejor.

Shane

La profesora Towrences me pidió leer el ensayo que hice sobre los teoremas de Alice Einsteine, sin cometer errores en la pronunciación.

—Muy bien, señorita Wintinfield. Puede empezar—pero hacerlo era imposible.

Alice Einsteine escribió teoremas sobre la relatividad y su muy extraña formula "E=cm2" con palabras que solo podían ser dichas por Stephanie Hawkins.

—No se pronuncia así, señorita Wintinfield—era como sí me obligaran a caminar sobre una cuerda con los ojos vendados.

Alice Einsteine era todo un caso.

Todos los miembros que hablaron con ella juraron no entender nada de lo que decía por su rapidez en la pronunciación; Incluso pienso que sí ella hubiese nacido y muerto en las mismas fechas que Marcie Twain ella se habría ido en ese cometa haley.

—Señorita Wintinfield, por favor deje balbucear —Towrences podía detectar cada error que cometiera, como sí reconociera la diferencia entre la letra "B" y la "V" —Alice Einsteine se sentiría apenada de tal trabajo, señorita Wintinfield.

—Lo sé, profesora —y con eso mi día se fue a la mierda

—Vuelva a su asiento.

—Sí, profesora —exentar todas las materias era de un gran requerimiento.

Towrences era de las profesoras que solían criticar cualquier detalle en los trabajos, en especial cuando se trataban de pronunciación, porque solo así ella sabría quienes sí prestan atención y quienes no.

EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DOMINADOS, Libro 2Where stories live. Discover now