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Nick

—¡Vamos!, ¡Idiotas!, ¡que no tengo todo el día! —Hoy era el torneo de la vida y Riley estaba deseosa por ir.

Entró al departamento gritando como sí su día no hubiese sido lo que esperaba y estaba feliz de saber que pronto no necesitaría más de los chicos que veía en la cocina.

Todos estaban conmigo.

Excepto Marcus.

—¡Ahora! —él tuvo que llevarle una malteada de fresa a la habitación de Riley— ¡Date prisa! —; era su responsabilidad preparar un baño de burbujas y el vestido que usaría en el torneo, teniendo el cuidado de no derramar una sola gota sobre su delicada alfombra.

Tener que hacer eso era una horrible tortura porque Riley era demasiado exigente con la temperatura de agua, los niveles de jabón y las esencias que disfrutaba al momento que su piel me hacía contacto con el agua.

Pensar en la tortura que habría vivido sí hubiese sido ganado por ella en vez de Shane me aterraba a un punto donde creería que mi única opción para ser libre sería suicidándome.

Bang...

Porque solo el veinte por ciento de sus Imperfectos logran vivir tres meses.

Pobre Marcus.

¿Qué habría hecho mal?

¿No colocó las esencias correctas?

¿O quizás el agua estaba demasiado caliente?

La verdad no importaba.

—¡Quiero que alguien traiga mi vestido rojo!—sino quien sería el próximo.

Por orden del Régimen yo no tenía permitido salir de la cocina mientras que Shane no estuviese en las instalaciones, porque yo era su propiedad.

Eso me tenía seguro de cualquier capricho que Riley dijera.

—¡Quiero mi vestido listo! —Pero no pude decir lo mismo de Jeff.

Él era el siguiente en la lista.

—Sí Will regresa, díganle que use cuatro fresas con la malteada y dos cucharadas de azucar artificial; Riley sabe reconocer la diferencia.

—Esta bien —ahora solo quedamos tres.

Sí es que Will no regresaba.

Bang

Y pronto solo seríamos dos.

Ver a Jerry salir de la cocina por lo que quizás sería su última vez me hizo pensar en todos los Imperfectos que fueron asesinados por los estúpidos caprichos de Riley.

¡¿Quiénes fueron?!

¡¿Pudieron ser mis amigos...?!

¡¿...o mis hermanos?!

No lo iba a saber nunca porque Riley trataba a los Imperfectos como sí fuesen simples pedazos de basura.

Bang.

—No —y ahora era el turno de Todd.

—Lo lamento tanto —quizás él único que pudo seguir con vida.

Shane iba a llegar en cualquier momento.

Cruzaría la puerta y me pediría cosas simples, sin hacer que alguien me apuntará con un arma por cometer un tonto error; como esa vez en la que por accidente derramé la bandeja de malteadas sobre ese vestido rojo.

Había tenido pesadillas de lo que me iría a ocurrir sí hubiese sido ganado por Riley, ya que ella mataba a todo aquel que cometía un error.

Pero Shane no era así.

EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DOMINADOS, Libro 2Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz