Libro 2: Capítulo 18. Vínculos

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70: Vínculos

70: Vínculos

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Kayla

Dije que sí, que lo intentaría, porque no quería negarme a ayudar a mi mejor amiga. Pero mientras caminaba con ella y con Aleksi al sótano, estaba sumamente nerviosa y alterada.

No tenía tanto control sobre mi magia como para alterar recuerdos, borrarlos. Pensaba que quizás podría lastimarlos o arruinarlos para siempre y por eso, antes de entrar al ala donde su familia descansaba, con bastantes sedantes, agarré a Jane de la mano y le dije todo lo que me preocupaba.

—Descuida —me dijo, con calma—. Sé que quizás no puedas. No te presiones si no lo logras.

Pero a pesar de sus palabras, me sentía muy presionada. Aleksi me agarró la otra mano y me susurró en el oído que no siguiera adelante si no estaba convencida.

—Voy a ver —musité, cuando Jane abrió la puerta y pasó. En la sala de estar, me encontré con Oliver, sentado de brazos y piernas cruzadas. Bethia lo acompañaba, sola y sin Goran, lo cuál se me hizo bastante extraño.

Los saludé con un movimiento de la cabeza y seguí a Jane hasta el cuarto de sus padres, donde mi tío Sam los monitoreaba. Los dos estaban despiertos, pero bastante atontados.

—¿Oliver está de acuerdo con esto? —le pregunté, al verlos así. La madre de Jane tenía todo el brazo vendado, seguro donde se cortó. El padre, tenía un moratón en la frente. Se le había hinchado el ojo.

—Sí, lo conversamos los dos, a solas —musitó, mirando hacia la sala—. Lo cuál fue un milagro porque esa señora no lo deja solo.

Mi tío, que estaba sentado en una silla detrás de Jane, hizo un gestito con las cejas ante ese tema que pareció decir: "raro". Yo eso ya lo pensaba desde hacia rato, pero tampoco olvidaba lo que le dijo Allen a Oliver sobre Bethia. Se refirió a ella como su mami.

—Está bien.

Fui hacia el otro lado de la cama y me senté en otra silla, frente a la mamá de Jane, para empezar a explorar su mente. No tenía idea de qué iba a encontrarme si ella estaba sedada, pero aún así tomé aire y estiré mi consciencia. Tuve que ir directamente a su mente, pues no había hilos que pendieran de ella. Claramente, no estaba pensando.

Traspasé las paredes con una ligereza abrumadora. No había ninguna restricción ni resistencia y aunque hubiese sido ruidosa, tampoco se hubiese percatado de que yo estaba ahí. Lo primero que vi fue más o menos lo que creí que vería: una nube distorsionada de imágenes incongruentes, flashes de sueños y de recuerdos. La mayoría, bastante turbios y terroríficos.

Sentí que el cuerpo... No, mi mente, se cubría de hielo. Había muchísimo miedo en la cabeza de esa mujer y ni siquiera las drogas podían mantenerla apartada de ese sentimiento y de la certeza de que estaba rodeada de seres que no eran humanos. También había mucho dolor, flotando en esa bruma. El dolor estaba ligado a Oliver.

Hodeskalle [Libro 1 y 2]Where stories live. Discover now