Capítulo 16: Primeras charlas

711 68 31
                                    


Ni voy a tratar de ocultarlo, esa tonta, inconsciente y extraña chica, me causaba demasiados... ¿Sentimientos?, al principio eran negativos, pero para este punto, se habían convertido en genuina curiosidad.

Algo en su persona me hacía querer saber más y aunque era consciente de que sería difícil, estaba convencida de que lo lograría si insistía lo suficiente.

—Bueno, entonces hablemos.

—¿Tengo que hacerlo? —se quejó.

—Si no pones de tu parte, no sería un reto justo.

—Nunca dije que iba a serlo.

—Como quieras, pero... las victorias con trampas no son satisfactorias.

Suspiró con pereza.

—Bien, lo haré.

—¿Cuál es tu lugar favorito aquí?

—El río.

—Genial, ¿lo ves?, estamos progresando, entonces, ¿cuand-

—Oye, oye, no puedes hacer un interrogatorio, ¿cómo esperas agradarme si no sé nada de ti?

—Buen punto, pregunta.

—Mmm... —Se detuvo a pensarlo.

Pasaban los segundos y no parecía encontrar algo.

—¿De verdad no hay nada de mí que quieras saber?

—Me prometí ser menos cruel...

—No te intereso, lo sé, lo has dejado muy claro, pero a mí sí, y es suficiente.

Emitió un quejido de desesperación.

«Es divertido molestarla».

—Si no lo haces lo haré yo, ¿cuand-

—Okey, bien, ya sé, ¿A qué le tienes miedo?

—A la oscuridad —respondí rápido.

Sonrió con malicia.

—¿Qué tal si-

—Olvídalo—negué sin dejarla terminar—, mi siguiente pregunta es: ¿Si pudieras viajar en el tiempo, irías al pasado o al futuro?

—Pasado —respondió con seguridad.

Fue la primera vez que la sentí con un poco de interés y sinceridad.

—¿P-puedo preguntar por qué?

—No. Mi turno, veamos...

Mientras se decidía, yo caminaba en círculos por el lugar, entonces, un ruido se escuchó del otro lado de la pared, es decir, donde se llevaban a cabo las misas; volteamos al mismo tiempo en esa dirección, después nos miramos entre nosotras.

—¿Qué fue eso?

—N-no sé, pero tal vez debamos avisar a alguien.

—Vamos a ver.

—¿Estás loca?

—¿Y si es un fantasma? —insinuó con los ojos iluminados.

—¿Quién carajo se emociona por ver cosas paranormales?

Se alzó de hombros.

—Si no quieres, iré yo.

«Impulsiva para acabar de amolar».

—¡Ah, no! —Me interpuse en su camino—¿Qué importa si es un fantasma?, una persona sí te puede dañar.

—Bueno... técnicamente-

El sonido del ríoWhere stories live. Discover now