Capítulo 31: Resignarse y olvidar

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Mientras recorríamos sin rumbo la comunidad, continuamos hablando.

—Por cierto, ¿recuerdas que te dije que me inscribí al taller de música?

—Sí, ¿Moni se apuntó contigo?

—No, prefirió meterse al voleibol y es horrible porque de mañana en 8 tendré que cantar una canción sola.

—¿Ya sabes cuál?

—Sí, pero estoy muy nerviosa y estaba pensando pedirte que me ayudes a practicar.

No me lo esperaba, Raúl sabía más que yo, después de todo fue quien nos enseñó a ambas, además pasaban mucho tiempo juntos, no tenía sentido que me lo pidiera a mí, aún así, no iba a desperdiciar la oportunidad.

—¡Claro!

Supongo que el ser tímida provocaba que también fuera muy nerviosa, así que aunque no era la gran cosa, pues solo la escucharían sus compañeros del taller (5) y su profesora, nos juntamos todos los días de la semana.

En ese tiempo me sentí en una continua montaña rusa emocional, y es que al convivir tanto, me volví a ilusionar, tonto, ya sé, pero antes de que me critiquen, déjenme aclarar.

No fue solo el estar juntas, ella hacía cosas que realmente me confundían, insistía en tener contacto físico de cualquier manera, y decía cosas que se podían entender con otro sentido, y mira que para que yo lo notara, tenía que ser muy obvio.

Pero casi como si de una mala broma se tratara, inmediatamente después, hacía mención de algo que tuviera que ver con Raúl, a veces cosas que ni venían a cuento.

Por ejemplo, lo que pasó el miércoles, yo estaba sentada en su cama esperando a que terminara de arreglarse en su tocador, me le quedé viendo mientras, como toqué final, se ponía algo en los labios, por el mismo espejo notó que la miraba y se giró para tenerme de frente.

—¿Qué es eso? —pregunté inocente, no sabía nada sobre maquillaje.

—¿Por qué? ¿Quieres probarlo? —Se acercó (mucho) a mí mientras le colocaba la tapa devuelta.

Con el corazón un tanto acelerado y sintiendo como la sangre se acumulaba en mis mejillas, apenas pude abrir la boca para murmurar:

—A-ah...

Cuando me vio lo suficientemente nerviosa, sonrió y se alejó para tomar su guitarra.

—Raúl me dijo que se cortará el cabello mañana.

Ahora, ¿entienden a lo que me refiero?, era hasta cierto punto frustrante y contribuyó a que me fuera mal durante las tutorías que empezaron ese fin de semana.

Como sea, su presentación salió bien, me lo hizo saber por mensaje, incluso varias personas la felicitaron.

Cuando el martes llegó, más específicamente, la hora del ensayo, tenía un extraño sentimiento, no estaba segura de querer asistir, pues la idea de toparme con esta situación de nuevo, me incomodaba, o al menos, la parte en que mencionaba a mi hermano.

Pero... como se trataba de ella, cuando me envió un mensaje pidiéndome que pasara por ella para irnos juntas, dije que sí.

Mientras esperábamos al resto, porque llegamos temprano, me contó cómo estuvieron las cosas, incluso Moni la fue a ver, la corrieron al notar que no pertenecía al Taller, pero alcanzó a escucharla.

Pasaron unos minutos y preferimos esperar recargadas en la pared del cuarto de ensayos, para poder ver hacia las casas y apreciar lo pacifico que era todo de noche, y así, de la nada, comentó:

El sonido del ríoWhere stories live. Discover now