Capítulo 6 🎤

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Ágatha hizo una pequeña maleta con algunas cosas que pensó que necesitaría, algunos libros de la universidad, apuntes, la ropa que se había comprado con Lala, ropa interior y zapatos varios

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Ágatha hizo una pequeña maleta con algunas cosas que pensó que necesitaría, algunos libros de la universidad, apuntes, la ropa que se había comprado con Lala, ropa interior y zapatos varios. Una mochila, una cartera, sus enseres de belleza e higiene personal. De todas maneras, vendría a diario y si se había olvidado de algo podría pasar a buscar.

La idea de separarse de Matías esos días también le hacía bien, dormir sola le resultaba gratificante. Desde la vez que tuvieron relaciones en la ducha, después de la conversación, Ágatha comenzó a sentir que el sexo con Matías era nada más que una especie de compensación de ella hacia él, parecía ser el único momento en el que él no le criticaba nada y la aceptaba tal cual era, y era también el único instante en que ella hacía todo y de todo con el único objetivo de satisfacerlo, como si con esa acción pudiera minimizar lo mucho que sentía que le fallaba en los otros aspectos de su vida.

Cuando se lo planteó a Lala, esta se indignó. Le dijo que las cosas se estaban poniendo raras entre ellos y que iban a acabar mal si no hacían algo al respecto, que debían hablar y encontrar un punto medio entre el trabajo y la vida de pareja. Además, le recordó que ella no hacía nada malo y que no debía sentir que mediante el acto sexual saldaba ninguna clase de deuda que en realidad no tenía, y que también debía decirle a Matías lo poco valorada que se sentía por él.

Ágatha le refutó aquello diciéndole que Matías todo el día le repetía como un loro que todo lo hacía por ella y que tenía un talento único, que su novio no iba a entender jamás que ella le dijera que se sentía poco valorada por él y que no tenía ni fuerzas ni ganas para meterse en esa discusión. Prefería tomar distancia y aprovechar su plan de estudios.

El día había llegado, era lunes y apenas acabara el ensayo, Ágatha se iría directo a Caya a casa de Ale, para instalarse y comenzar sus clases. Matías estuvo especialmente frío y se despidió de ella como si fuera un día cualquiera.

Cuando Ágatha llegó a lo de su hermano, se sorprendió al ver que habían puesto globos y carteles hechos en cartulina que decían: Bienvenida, tía Gaby. Su corazón dio un vuelco al sentir ese amor y esa calidez de hogar que hacía tanto tiempo había desaparecido. Ingresó a la casa y luego de los abrazos y saludos, fue a su habitación, donde dejó su maleta y preparó la ropa que se pondría para sus clases. Al vaciar su maleta, encontró su cajita de frases, ese día no había sacado ninguna, ya que la había guardado la noche previa, así que era un buen momento para ver qué le deparaba el destino.

"Sé tú mismo. Los demás puestos están ocupados. Oscar Wilde".

La frase le venía como anillo al dedo al momento que estaba por iniciar. Por primera vez en mucho tiempo iba a ser Ana Gabriela Real, solo ella y nadie más, podría mostrarse como esa persona que nadie conocía, ni siquiera ella. No tendría que preocuparse de ocultarse, de ser perfecta, de verse bella, de decir lo indicado, de no hablar de más... solo debía preocuparse de ser ella y ser feliz.

Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now