25. Dulce criatura

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Dulce Criatura



Louis debió sentarse en la cama en la que había dormido unas horas antes para no seguir sintiendo que se desvanecería en ese mismo momento. Oía el latir de su corazón fuertemente en sus oídos y su mente era una turbulencia de pensamientos que le rugían que hiciera algo más que tomar asiento.

Harry no estaba.

—¿Cómo que no saben? —cuestionó cautelosamente, enterrando su rostro en sus manos.

—Han logrado entrar al palacio... Eleanor de Moord estaba entre ellos, dirigiéndolos —explicó Gemma, con la voz estrangulada.

Louis levantó su cabeza, para mirarla fijamente. Intentó tragar saliva, pero su garganta estaba reseca.

—Los envió por Harry directamente, él estaba aquí, en su habitación... lo tomaron fácilmente, no tenía ningún arma para defenderse y estaba solo en contra de todos —continuó diciendo la joven entre lágrimas. Tenía apretada fuertemente la mano de su marido entre las suyas— Nuestros hombres intentaron impedirlo, pero ellos eran más. Muchos más. Lo están buscando ahora, pero no sabemos dónde puede estar —se desesperó— Podría estar siendo prisionero... o su cuerpo podría estar en la orilla de un camino —sollozó.

Louis apenas sentía que respiraba y su mente gritaba que en realidad el aire no estaba llegando a sus pulmones.

—Gemma, no digas eso —ordenó Des— Lo encontraremos.

—¿Hay algo que pueda hacer? —preguntó Louis.

—No mucho, hijo —suspiró el hombre.

—Deberías volver a Gormwolf —intervino Anne, con su voz tan frágil que atentaba a romperse en cualquier momento— Debes cuidar de tus hermanas en caso de que esto incremente en la región.

—Apenas sepamos algo de Harry enviaremos a alguien que te informe —prometió Gemma, adhiriendo a la idea de su madre.

—No puedo irme sin saber algo de él —susurró Louis, temiendo que las lágrimas inundasen sus ojos.

—Lou... sé que te importa, pero no descuides de los tuyos —pidió la chica que sentía como su hermana.

Louis asintió. Debía estar con sus hermanas. No querría lamentar no estar allí.

—Tienen razón —asintió— Volveré, pero mañana. Los caballos están cansados ahora y si aguardase a que retomen fuerzas, emprendería viaje demasiado tarde. No me gustaría salir de noche.

—Está bien —concordó Des— Deberías descansar, Louis...

—No, voy a salir a hablar con los ciudadanos, si me permiten... quiero saber si alguien ha visto algo.

—Nuestros hombres ya...

—Ya sé que tus hombres ya están trabajando —le cortó Louis— Pero no voy a quedarme sentado y de brazos cruzados mientras Edward está capturado por alguna parte de la isla.

Sin decir nada más, se levantó, a pesar de sentir pesadas sus piernas, y abandonó el cuarto.

Bajó las escaleras, encontrando a sus tres hombres aguardando por él en las puertas principales del castillo.

—Iremos al pueblo y hablaremos con la gente. Preguntaremos si alguien ha visto u oído algo del rey Harry. Nos veremos luego de una hora en el reloj del centro de la ciudad y me compartirán lo reunido, ¿Sí? No importa si son rumores o cosas poco probables, lo que sea, sirve.

El príncipe del reino Azul [L.S]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz