31. Adorarte

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Adorarte



Despertó, estirándose y tanteando el espacio junto a él para poder abrazar a Harry, quien, la noche anterior, había caído dormido a su lado luego de haber tenido una charla de astronomía en la que Louis le explicó a Harry por qué la Sirius era su estrella favorita. Sin embargo, luego de que su mano cayese en la sábana, descubrió que Edward no estaba acostado a su lado.

Frunció el ceño al descubrirlo abriendo los ojos de mala gana para inspeccionar su alrededor. No, no había rastros de él en la habitación.

Se levantó entonces, confundido y dispuesto a buscar al chico, cuando la puerta del baño se abrió y Harry salió con una toalla envuelta en su cintura.

Louis no pudo evitar morderse el labio inferior ante la imagen que tenía ante sus ojos.

—Buenos días —murmuró.

—¿Sucedió algo? —cuestionó Harry, acercándose y pasando sus manos por los hombros de Louis, que se encontraban cubiertos por la seda de su pijama.

—No te encontré a mi lado cuando desperté —explicó simplemente, enfocando su mirada en los ojos del muchacho para no verse tentado a analizar su pecho.

—Tomé un baño —avisó y Louis rodó los ojos.

—¿En serio? Creí que había estado lloviendo en el baño y que por eso estabas mojado —ironizó, y Harry carcajeó, tomándolo de la cintura y pegando sus pechos gracias al agarre.

—Es que eres tan tonto que creí que quizás no te habías dado cuenta —bromeó, dejando un beso en los labios de Louis. El ojiazul no pudo evitar carcajear sobre la boca del chico, pasando sus brazos por sus hombros para pegarlo a él.

—¿Tan tonto para no notar eso? —susurró Louis, para luego morder el labio inferior de Harry— ¿Quién crees que soy? ¿Tú?

—¿Cómo es que siempre tienes algo para contraatacar lo que te digo? —se quejó el muchacho, dándole un casto beso para luego separarse y se dirigió al armario.

Dos días atrás, el rey de Gormwolf le había hecho un pequeño espacio ahí para que el ojiverde dejase algunas de sus pertenencias. Lo suficientemente grande para que fueran varias cosas, pero lo suficientemente pequeño como para que nadie notase que no eran prendas de su propiedad.

Louis decidió que era correcto no mirar mientras el chico se cambiaba, por lo que se tiró a su cama, abrazando su almohada y cerrando los ojos. Oyó a Harry carcajear a sus espaldas.

—¿Ahora te da vergüenza verme desnudo? —cuestionó.

—Sólo quería darte privacidad —se quejó Louis, sin abrir los ojos.

Gracias a que sus párpados continuaban cerrados, el ojiazul no previó que Harry le quitaría la almohada de sus manos para poder acomodarlo boca arriba y subirse a horcajadas sobre su cintura. Ante el movimiento, Louis abrió los ojos, encontrando al muchacho en ropa interior encima de él.

—No me tientes —advirtió, logrando que el menor sonriera.

—¿Y si eso es lo que busco? —cuestionó, acercando sus rostros.

Louis gruñó, enviando al carajo sus deseos de desayunar temprano para terminar antes con sus obligaciones, y dirigió sus manos a los glúteos del muchacho, mientras el otro se encargaba de hacer colisionar sus labios.

El príncipe del reino Azul [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora