CAPÍTULO 1

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Éste es uno de esos años en los que la fecha de mi cumpleaños coincide con el último día de clases. Ya empieza a atardecer. Las nubes se han teñido de un anaranjado que me recuerda al cabello de Mizuki. Lo ha teñido de un castaño tan claro, que parece anaranjado cuando lo ilumina la luz del sol.

Los pasillos de la preparatoria están casi vacíos. Sólo quedamos un par de rezagados que dejamos las tareas más importantes para el último momento, como hacer estúpidas declaraciones de amor. En los vestidores del gimnasio hay un par de chicos de primer año que comentan cuánto les ilusiona ser seleccionados para el equipo de soccer. Yo soy el capitán. Si quisiera, podría jugarles una broma, pero no lo haré. En este momento sólo me preocupa salir antes de que Mizuki aparezca. No la he visto desde esta mañana, cuando intentó convencerme de ir con ella a su última práctica con el equipo de gimnasia. Si existiera alguna medalla que premiara a quienes consiguen escapar de Mizuki Hajiwara sin morir en el intento, yo habría ganado al menos cien de ellas. Tan solo en este curso. Y ha dejado una nota con forma de corazón en mi casillero.


Te espero en la entrada, debajo del cerezo


¿Por qué a mí...?

Touma suele decir que soy un hijo de puta con las mujeres y que es por eso que no tengo novia. En momentos como éste, quisiera que Touma tuviera razón. Si realmente fuese un hijo de puta, me habría librado de Mizuki hace tiempo...

—¡Akira!

Mierda.

El séquito de Mizuki me ha encontrado. Son clones que me recuerdan al grupo de las chicas populares de las teleseries americanas que mi madre escucha mientras lava la ropa. Mizuki lidera a cuatro chicas. Las otras llevan el cabello oscuro y siempre avanzan en sus posiciones estratégicas. En el extremo izquierdo va Yumi Miyake, con su cabello corto que apenas le cubre el cuello. A su lado está Ayame Fujimori, la más bajita del cuarteto y tiene una manía por usar pendientes desiguales. En el extremo derecho va Shizuka Utagawa, que ha sido candidata a presidenta de la clase durante siete años consecutivos y siempre derrotada por Mizuki.

Todas llevan obsequios y las tarjetas llevan mi nombre.

—Hola, chicas...

Actúa natural. Las chicas huelen el miedo.

—Hemos estado buscándote —dice Shizuka.

—Hayashi dijo que te encontraríamos aquí —dice Yumi.

Maldito traidor.

—Tenía cosas que hacer... —Como ocultarme de ustedes—. ¿Puedo ayudarlas en algo?

—Queríamos invitarte —dice Ayame—. La próxima semana iremos a la playa de Onjyuku. Mi hermano nos llevará. Hayashi también está invitado. Irás, ¿cierto?

—Lo pensaré. —Espero que mi sonrisa sirva para ocultar que es una excusa—. Las llamaré, ¿de acuerdo?

Ellas ríen. Es la misma reacción que tienen muchas de mis compañeras cada vez que entablamos una conversación de más de dos palabras. Shizuka susurra algo al oído de Yumi. Ella pasa el mensaje al oído de Ayame y extienden sus manos para mostrarme mis obsequios. Tres cajas envueltas con papeles de distintos colores. El violeta es de Shizuka, el celeste es de Ayame y el verde es de Yumi.

—¡Feliz cumpleaños, Akira!

Por favor, no...

—Gracias, chicas. No era necesario...

REALM OF MYSTERYWhere stories live. Discover now