CAPÍTULO 6

1 0 0
                                    

Escucho a lo lejos el sonido de un nuevo mensaje de texto, que se repite constantemente. Me detengo en seco antes de seguir avanzando a través del pasillo que me conduce al aula de música. Saco el móvil de mi bolsillo. Son correos electrónicos que provienen de un contacto que no recuerdo.

Iko.

Y todos sus correos dicen una única palabra.

Ven.

Sigo mi camino, dejando de lado esos mensajes que intentan parecer crípticos. Abro la puerta del aula de música, descubriendo que el piano ha sido destruido. ¿Por qué? ¿Quién ha hecho esto? Un nuevo correo electrónico comienza a llegar masivamente. Es de ese mismo contacto. Iko.

Más cerca.

Mis pasos me conducen al piano destruido, al mismo tiempo que el miedo comienza a aflorar desde mi corazón.

Se esparce a través de mis venas, como un veneno corrosivo que me obliga a dar pasos cada vez más lentos, hasta que finalmente me detengo. El piano está a casi un metro de distancia. No quiero tocarlo. Quiero salir de aquí, pero mis piernas han dejado de responder.

«Akira...»

La voz de Kara me ayuda para saber que esto se trata de una pesadilla. Pero eso no es en absoluto reconfortante. Quiero despertar. ¡Quiero salir de aquí! El sólo hecho de pensar en ese deseo hace que mis piernas respondan nuevamente. Caigo de espaldas y consigo arrastrarme para escapar del piano destruido. Una siniestra risa masculina se escucha a mí alrededor, casi como si en realidad estuviese sonando únicamente en mi cabeza. Dos serpientes brotan de los restos del piano. Ríen y sisean, ambas cosas al mismo tiempo. Quiero gritar, pero no puedo hacerlo. Tengo miedo.

No quiero morir...

¡No quiero!

Intento encontrar la fuerza para levantarme. Las serpientes intentan morderme, aunque también están acechando. Doy un par de pasos hacia atrás, causando que las serpientes se alteren y se lancen hacia mí con las fauces abiertas. Yo sólo puedo cubrir mi rostro con ambos brazos, intentando crear un escudo a pesar de que sé que no servirá de nada. Me preparo mentalmente para sentir los afilados colmillos entrando en mi piel... Pero lo único que siento es una cálida brisa que me golpea y me obliga a retroceder un poco más. Descubro mi rostro para mirar lo que está sucediendo, y la impresión es tan grande que siento que me desmayaré.

Aunque está de espaldas, podría reconocer su silueta en cualquier circunstancia. Kara ha recibido el golpe de las serpientes. Los colmillos han conseguido atraparla a ella. La sangre corre por sus brazos, dejando caer algunas gotas sobre sus pies descalzos. Apenas se gira para mirarme, dejándome ver ese collar que lleva al cuello. El collar brilla, como si fuese una estrella lo que va colgando de la delgada cadena dorada. Y los ojos oscuros de Kara han desaparecido, pues el iris se ha tornado del color rojo de la sangre. No parece sentir dolor, aún a pesar de que las serpientes aplican cada vez más fuerza en sus mordidas y se sacuden con violencia hasta que logran liberarse. Kara hace todo lo posible para dominar a las bestias sin importarle que sus brazos sigan recibiendo las mordidas de los sanguinarios reptiles.

—¡Akira, despierta! —exclama ella—. ¡Despierta!

«¡Despierta, Akira...! ¡Despierta!»

~ ∞ ~

«¡Despierta...!»

Escucho la alerta del despertador, que me obliga a apagarlo de un manotazo.

«¡Akira, despierta!»

Hace frío, tal y como durante los últimos días. Así que no quiero levantarme, aunque sé que no queda otra opción. La emoción que siento por ser el día choca en mi interior con el deseo que tengo de permanecer en la cama el día entero.

REALM OF MYSTERYWhere stories live. Discover now