CAPÍTULO 2

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(Les dejé una canción para escuchar cuando Akira y Makoto entran a las cápsulas. ¡Que lo disfruten!)            


Siento mucho frío. Los dedos de mis pies van a congelarse. Me levanto de la cama para buscar un par de calcetines, pero apenas puedo moverme. Mis articulaciones duelen. Puedo ver el vaho saliendo de mi boca. Intento encender la calefacción, pero no funciona. Las ventanas están cerradas a cal y canto. Los cristales están cubiertos de vaho y no puedo ver nada a través de ellos sin importar cuánto me esfuerce en limpiarlos. Me cuesta abrir el armario. Algo está bloqueando las puertas corredizas. Tampoco puedo salir de mi habitación. La puerta está cubierta de hielo. Intento quebrarlo y quema mi piel. Cada vez hace más frío aquí dentro. Puedo sentir los desesperados latidos de mi corazón, así como percibo que el calor escapa de mi cuerpo. Tomo el cobertor de mi cama, pero la tela se desintegra en mis manos, se convierte en polvo que cae a mis pies. Y el polvo se transforma en diminutos cubos de hielo. Intento retroceder, pero los cubos se multiplican y cubren mis pies. No puedo moverme.

—¡Mamá!

Ella no responde. La puerta y las ventanas han desaparecido. Los cubos se transforman en una gruesa capa de hielo que sigue subiendo hasta llegar a mis rodillas. Ya no siento mis piernas. No importa cuánto me mueva, el hielo no deja de avanzar. Ha llegado a mi cintura. La sensación de que la parte inferior de mi cuerpo no existe más es desagradable. Y esa voz espectral se escucha desde algún lugar dentro de la habitación, aunque a la vez no está aquí.

«Akira...»

El hielo ya ha cubierto mi estómago. Sigue subiendo hasta mis hombros. Tengo que salir de aquí... Tengo qué...

«Akira...»


~ ∞ ~


—¡Akira

Despierto de golpe. Mi cuello y mi espalda duelen gracias a que me he quedado dormido en la silla de mi escritorio. Ya ha amanecido. Los rayos del sol se cuelan entre las persianas. El plato sucio de la tarta de anoche ha desaparecido. La bebida está olvidada a un lado del ordenador. La pantalla sigue encendida. Son las once menos cuarto.

—¡Akira, el desayuno está listo!

Me cuesta levantarme. Y me cuesta aún más controlar los latidos de mi corazón. Aún siento que se congelan mis pies, a pesar de que el clima es caluroso. Y el eco de esa voz espectral sigue resonando en lo más profundo de mi mente.

—¡Akira!

Mi avatar dentro del juego sigue en el mismo lugar donde recuerdo que lo dejé antes de que el sueño me venciera, sentado en una mesa de Goblin's Pub, la taberna más popular de la cuarta región del reino de...

—¡Akira! ¡El desayuno!

Tengo que bajar antes de que la comida se enfríe.

Apago el ordenador y salgo de la habitación, no sin antes tomar el móvil de encima del escritorio. Tengo un par de mensajes nuevos de Makoto. Por alguna razón, creí que habría al menos tres o cuatro mensajes de Mizuki. Sé que debí llamarla anoche, que debí comer esa tarta, pero...

—Ya era hora. Mamá quería servirnos el desayuno antes de ir al supermercado.

La voz de Touma me saca mis pensamientos, pero no es suficiente para hacerme dejar de pensar en el eco de la voz espectral. Mi madre no deja de mirar el reloj. El desayuno consiste en arroz, tostadas y té caliente. Hay dos platos además del de mi hermano y el de ella. Mi padre debe estar aquí.

REALM OF MYSTERYWhere stories live. Discover now