CAPÍTULO 3

5 0 0
                                    


Les dejo una canción para reproducir al final, como si fuera el ending. ¡Que lo disfruten!


Las manchas en el cielo no han desaparecido, aunque comienzan a oscurecerse para hacer juego con la noche. Makoto parece no poder verlas y eso hace que yo me sienta mucho peor.

—Akira, ¿te encuentras bien?

Vamos caminando desde la parada del autobús. Llevo la bolsa del supermercado en una mano, aunque en ocasiones tengo la impresión de no estar cargando nada. Incluso me cuesta recordar cómo fue que Makoto me encontró. Cuando me di cuenta, él estaba detrás de mí con dos bolsas. Una, con sus compras. La otra, con las mías. Tuve que pagarle todo lo que compré. Ni siquiera sé si le agradecí. No sé en qué momento volvimos a Fukiage... ¿Qué está pasándome?

—Desde que salimos de Mozo has estado muy distante, Akira. ¿Ocurrió algo?

No lo sé. Quisiera saberlo... ¿Quisiera saberlo?

—¿Estás nervioso por el viaje?

Finalmente estamos en mi casa. La bicicleta de mi hermano no está a la vista. El auto está aparcado frente a la acera. Las luces están encendidas. Quiero ir y encerrarme en mi habitación. Me siento muy cansado...

—Deberías dormir —dice Makoto—. Parece que no lo has hecho en días.

Justamente eso es lo que quiero evitar...

—No pasa nada, obeso.

—Dedica el día de mañana a descansar —insiste, encogiéndose de hombros.

—Pero, ¿qué tonterías dices? ¡Debemos estar listos!

—Y lo estaremos. Mientras tú te recuperas, yo entrenaré. Podemos volver al arcade el próximo lunes.

No quiero discutirlo más. Así que sólo asiento y me despido de Makoto para luego entrar a casa y sentir que un poco de paz se apodera de mí. Echo la cabeza hacia atrás durante un instante, mientras me saco los zapatos en la entrada. Puedo escuchar que el televisor de la sala está encendido. El pasillo del recibidor está impecable. Touma ya debe haber terminado con sus tareas.

—¡Ya llegué!

—¡Bienvenido! —responde la voz de mi madre.

Mis pasos me conducen mecánicamente hasta la cocina. Dejo las compras sobre la mesa y tomo asiento por un par de segundos. Cubro mi rostro con ambas manos para buscar la tranquilidad que lucha férreamente para escapar de mí. ¿Qué mierda pasó hoy?

—Hijo, ¿estás enfermo?

Me sobresalta la voz de mi madre. No sé cuánto tiempo llevo sentado aquí.

—Estoy bien, mamá. Prepararé la cena.

Me levanto y llevo conmigo las compras para preparar la pasta. Sólo necesito una distracción. Si mantengo mi mente ocupada únicamente, tal vez pueda sentirme un poco menos perseguido... Aunque una pequeña e insistente parte de mí me dice que no será tan fácil. Quizá todo es una gran coincidencia y mis pesadillas se deben al estrés de la competencia. O tal vez, sólo tal vez, es algo que va más allá...

En realidad, espero que se trate de la primera opción.

~ ∞ ~

Me gusta cocinar. Es uno de mis talentos ocultos. O, al menos, eso es lo que dice Makoto. El tiempo se ha ido volando y la cena huele delicioso. Estoy hambriento. Mamá y papá deben estar mirando la televisión, así que eso me da tiempo extra para preparar el té y servir los platos. No quiero presumir, pero he preparado un manjar. Claro que eso es lo que pienso de todo lo que cocino, así que...

REALM OF MYSTERYWhere stories live. Discover now