CAPÍTULO 5

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Primer turno.

Makoto y Ayame comparten una canción de MAKE-UP.

Tres días han pasado. La tormenta de hace unos días llegó a cada rincón de la ciudad, causando inundaciones que han afectado al tránsito vehicular particularmente en el centro de Nagoya. El clima es de locos.

Hoy hemos tenido que abrigarnos como si estuviésemos en pleno invierno. Aunque estando dentro de nuestra cabina en el karaoke podemos deshacernos de los abrigos y las bufandas. Incluso me atrevo a decir que el atractivo principal de este espacio tan cerrado no es el de venir a divertirnos, sino el de poder compartir un poco de calor. Touma se ha resfriado y hoy ha tenido que permanecer en casa, aunque le hubiera encantado venir con nosotros. En el karaoke, él es un campeón. Yo he tenido suerte de no haber enfermado luego de esa pequeña aventura en la que terminé empapado.

Pero, aun así, siento que algo falta.

No he sabido nada de Kara Yobanashi. No tengo su número, ni su correo electrónico, ni su dirección... Sólo sé que vive en Aoyagicho. Y si no he ido a buscarla, se debe a que no tengo idea de cómo podría ir llamando a cada puerta con la esperanza de que sea ella quien aparezca.

No es que quiera verla. Es sólo que... Bueno, tiene mi ropa todavía. Quiero que la devuelva.

Segundo turno.

Yumi se luce con una canción de Ayumi Hamasaki.

Hemos venido con Shizuka y las chicas, aunque Mizuki no pudo unirse a nosotros ya que debe conseguir méritos extra con sus padres para que le permitan quedarse en Tokio durante el mismo tiempo que nosotros. Tengo que admitir que esto podría ser divertido, si ellas no estuvieran tan empecinadas en querer prestarme ese tipo de atención que quisiera no tener. No sé qué habrá hecho Yobanashi conmigo, pero he llegado a pensar que no podré divertirme, a no ser que ella esté presente. Su presencia es capaz de cambiar las cosas, después de todo.

Tercer turno.

Shizuka intenta arrastrarme para cantar una canción de Ali Project.

Sé que es absurdo extrañar a alguien luego de haber compartido con esa persona sólo algunas horas. Tal vez lo único que quiero es que ella cumpla esa promesa. Ir juntos a las cápsulas para introducirla al mundo de Realm of Mystery. Todo parece apuntar hacia una decepción similar a la que sentí cuando intenté introducir a Mizuki y ella dijo, sin temor a equivocarse, que ese tipo de juegos no son lo suyo.

O, tal vez, sólo quiero comer algo.

Sí, eso debe ser.

—Akira, pareciera que tu mente está en otro sitio —se queja Shizuka cuando nuestra canción termina—. ¿Te encuentras bien?

Ni siquiera recuerdo haber cantado en absoluto.

—¿Por qué no tomamos un descanso? —dice Makoto.

Gracias, obeso.

Me has salvado.

—Buena idea —dice Yumi—. Quiero comer curry.

—El favorito de Akira es el takoyaki —dice Shizuka.

¿Qué diablos...?

—Okonomiyaki —corrige Makoto.

Yo sólo me encojo de hombros y sigo a las chicas, casi como si estuviesen obligándome a hacerlo. Ellas conversan acerca de un futuro viaje a Kyoto para el próximo otoño. Shizuka hace énfasis en decir que soy yo quien está invitado, mientras Makoto debe suplicar para ser tomado en cuenta a la hora de hacer los planes. Makoto es el único que parece darse cuenta de que mi carga emocional es sumamente pesada. Le agradezco que no haga ningún comentario al respecto.

REALM OF MYSTERYWhere stories live. Discover now