4. Coachella

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CASSIE

Indio, California

Llegamos al festival temprano. Todos queríamos dar una vuelta por el lugar antes de prepararnos para el concierto que daríamos entrada la tarde. The Radicals seguirían después de nosotros, ellos cerrarían el día.

Brian había peleado que nosotros cerráramos, pero estábamos en América y era territorio de The Radicals.

Paseé por el lugar con Paige. Liam y Noah decidieron quedarse en el remolque para esconderse de todo lo que implicaba un festival: convivir con miles de fans sin seguridad.

Escuchamos a otras bandas tocar sin que las molestaran con autógrafos. Aunque sí hubo una que otra fotografía de nosotras tomada clandestinamente.

Cerca de las tres de la tarde, Paige y yo regresamos con los chicos para una entrevista que daríamos a la revista NME. Como siempre, Noah no dejo de bromear y Liam de coquetear con la reportera.

Lo hacía para ocultar nuestro romance.

Después de la entrevista nos trajeron comida. El concierto empezaría a las seis y media de la tarde y teníamos que digerir la comida antes. Al menos yo tenía que hacerlo, mi eterno miedo escénico era tan fuerte a veces que era imposible siquiera mantener el agua en el estómago.

Cuando terminamos de comer, Liam tomó su celular y se perdió en su burbuja musical, como siempre lo hacía antes de un concierto. Paige se perdió en su Tablet, quién sabe en qué nivel iba ya de Candy Crush. Noah prendió el televisor y la mareó hasta que encontró un documental de la segunda guerra mundial; se quedó dormido a los cinco minutos. Y yo tomé mi laptop y me dediqué a responder todos los emails de mis familiares y amigos que se fueron acumulando con los días.

Generalmente platicábamos y bromeábamos antes, pero los cuatro ya estábamos agotados de la gira. Por suerte este era nuestro último concierto, y era uno corto. Solo tocaríamos por una hora y minutos. Partiríamos de regreso a Londres por la mañana, después vendrían unas vacaciones... Festival de Glastonbury, si Brian lograba el trato, otras largas vacaciones y a meternos al estudio para un nuevo álbum.

Bostecé cansada en lo que cerraba la laptop, aún tenía una hora para relajarme. Fui a acostarme al regazo de Liam, quien me recibió con una sonrisa coqueta y acarició mi cabello hasta que logramos quedarnos dormidos por un rato.

Brian nos despertó para prepararnos.

Por suerte, el remolque tenía todo lo necesario para sentirnos cómodos.

Me vestí, me maquillaron un poco y quedé lista para el llamado al escenario.

Noah, Liam y Paige hicieron sus acostumbrados ejercicios para calentar sus muñecas que serían sometidas a constantes movimientos.

Yo empecé a vocalizar la escala musical y luego hice algunas posiciones de yoga para desentumir la espalda, mi gran talón de Aquiles.

A Liam le gustaba verme estirarme, decía que lo hacía tan sensual.

Finalmente, Brian entró para avisarnos que el momento había llegado. Salimos los cuatros en silencio. Siempre lo hacíamos así, no porque estuviésemos concentrados, sino porque estábamos nerviosos por sí el público respondería bien a nuestra música.

El problema con los festivales era que el público presente no siempre era fan de nosotros. Muchos asistían solo para sacar el mejor provecho de su dinero. Era cuando más trabajábamos en hacer que el público se compenetrara con nuestra música. Siempre terminábamos destrozados físicamente.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora