12. Demo

24 3 0
                                    

RHYS

Días después

Al fin, después de muchas cogidas y peleas..., y reconciliaciones, o al menos lo que consideraba reconciliaciones, terminamos la dichosa canción.

Cassie seguía dormida. Yo había despertado temprano para preparar los instrumentos que íbamos a utilizar para hacer un demo que sería enviado a Lily y Brian lo más pronto posible. O al menos lo que yo consideraba «lo más pronto posible». Iba a alargar esto lo más que pudiera.

Aún no me saciaba de ella.

Afiné la guitarra de Cassie, la Takamine, guitarra que iba a extrañar porque me tranquilizaba, y también una guitarra eléctrica para hacer la parte agresiva de la canción.

Preparé también los micrófonos y la computadora para que grabara. Todo estaba listo, solo faltaba ella.

Me eché en el futón para esperar a que despertara. Que seguramente lo iba a ser casi a medio día porque anoche la dejé dormir bastante tarde.

Como ya me estaba aburriendo, tomé el celular y busqué los álbumes de The Border en iTunes, quizás compraría una o dos canciones que me llamaran la atención.

—Espero que esto no se considere traición —murmuré cuando compré una en donde Cassie y Paige cantaban juntas. Era tranquila... Nada mal.

Cerré los ojos para escuchar la canción. Al distinguir la voz de Cassie sin dudar, la piel se me erizó con cada silaba que me recorrió de pies a cabeza, acariciándome tan...

—¡Carajo! ¡Ya no soporto más! —exclamé deteniendo la canción y arrancándome los audífonos.

Subí a su cuarto en un trote. Iba a despertarla con besos y caricias.

Pero cuando tomé el picaporte, la puerta no se abrió, tenía seguro por dentro. Una clara venganza a que, si yo la había corrido de mi cama, yo no era invitado en la suya tampoco. Siempre teníamos sexo en el futón o en la sala.

Retrocedí cabizbajo, resignado y frustrado porque no iba a tener sexo mañanero.

Regresé al estudio a trabajar. Tomé su guitarra, lo único que al menos podía tomar sin permiso... por el momento.

Bajé uno de los micrófonos a la altura del diapasón de la guitarra y fui a presionar el botón de grabar en el programa de la computadora. Regresé al micrófono en un trote.

—Guitarra acústica. Toma 1 —dije sentándome en la silla.

Toqué la canción acústica con uno que otro error que editaría después.

Grabé tres tomas hasta que llegó Cassie vistiendo un short y playera. Mi mirada la recorrió deseosa, aún estaba algo «entusiasmado» por su canción.

—¿Cuántas tomas has grabado? —me preguntó mordiendo una manzana que había pasado desapercibida por mirarla.

¿Podría ser más tentadora?

¡Carajo! Quería ser el Adán que arrancaba la virginidad a esa deliciosa... Eva.

—Tres. ¿Quieres grabar las voces? —le pregunté quitándome la guitarra.

—Sí, para ver cómo nos oímos juntos.

«Nos oímos igual de bien como nos vemos en la cama cogiendo, preciosa... ¡Perfectos!»

Tragué saliva, recordando lo que me pasó cuando nos escuchamos juntos la primera vez que hicimos el amor.

¡Ah! Extrañaba ese día. El sexo con ella era genial, pero no se comparaba a esa primera vez.

RhysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora