𝟎𝟔: 𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓬𝓲𝓷𝓬𝓸.

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—¿Y qué estás esperando? —Daki no paraba de mencionarle a Rosslenne que le escribiera al rubio de puntas rojizas

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—¿Y qué estás esperando? —Daki no paraba de mencionarle a Rosslenne que le escribiera al rubio de puntas rojizas. Llevaban prácticamente todo el día en eso.

Gyutaro estaba tratando de no intervenir en ello. La verdad es que lo que ganaría si lo hiciera era simplemente hacer que su hermana las pagara con él por andar de metiche.

Además en cosas de mujeres sería muchísimo más complicado. Casi siempre tenía que elegir un lado en el cual estaba más de acuerdo, y estar en el medio es lo peor del planeta. Más cuando se trataba de ellas dos.

Sino era por Daki y su carácter tosco y a veces infantil, Rosslenne remataría todo. La castaña cuando estaba empeñada en algo no hubiera nadie quien la detuviera.

Por eso estaban así...

—No creo que sea el momento, apenas acaban de pasar dos días. No quiero parecer desesperada. —escuchó mientras les observaba. El cabello azabache caía arropando el pupitre mientras esta se sentaba correctamente dando un suspiro.

—¡Pero lo estás! No tiene nada de malo ser honesta. Solo es un mensaje, no es para tanto. Te estás complicando.

—No intervengo cuando no quieres hacer algo, déjame que le escriba cuando me sienta preparada. 

—¿Preparada para qué? ¿Escribir un ''Hola''? ¡Tonterías, son puras excusas! —alzó los brazos viendo a Rosslenne. La cabellera de la oji miel se meció al negar con la cabeza.

—Es fácil para ti decirlo. Eres mucho más confiada, todavía soy una pequeña ave a comparación de ti. Has tenido muchas citas, tienes un recorrido mucho más ganado que yo. 

Ambas se mantuvieron en silencio.

—Solo te falta tener más confianza. Vamos, ese niño parece hasta igual de inexperto. No tiene nada de malo en tomar la iniciativa. Además. Lo hizo él primero que tú. —Daki cruzó sus piernas viendo hacia la ventana.

Rosslenne suspiró.

—¿No me dejarás en paz hasta que lo haga, verdad?

—Me ofendes, lo dices como si no me conocieras. 

Juntaron sus sillas para acercarse más a la otra.

El peli verde solo se distrajo. Todo esto solo un mensaje. Las mujeres si que son complicadas a veces.

—Solo le diré algo casual. No voy a dejarle un testamento. —Daki sonrió. 

—Hazlo si realmente quieres hacer que te ignore el resto de tu vida. —ambas rieron. —Estoy segura que te responderá rápido. —apoyó su mentón sobre sus manos. —Si me dijiste que es de la academia Kimetsu debe tener un horario muy similar al nuestro.

—Bueno, casi todas las escuela se rigen así... —abrió el chat. —Vale, voy a identificarme antes de que piense que soy un secuestrador.

—Estás perdiendo una oportunidad valiosa. Imagínate que estén contando la historia de su relación y diga algo como... —aclaró su garganta. —Sí, conocí a su madre de una manera muy particular. Solo fingió ser un criminal para hacerse la interesante. —fingió una voz masculina que más bien sonaba graciosa.

𝓢𝓸𝓵 ¦ Senjuro RengokuWhere stories live. Discover now