𝟏𝟏: 𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓭𝓲𝓮𝔃.

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—¿Daki? —Rosslenne buscaba la atención de su amiga en la hora del recreo

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—¿Daki? —Rosslenne buscaba la atención de su amiga en la hora del recreo. Desde que la vio discutir y ser llevada a la dirección tuvo temor de que Tamayo pensara cosas incorrectas de ella. Después de todo la fama que rodeaba a la azabache nunca fue buena.

Los ojos claros giraron a verla para tomarla de la muñeca de manera apresurada hasta salir al patio dejando a la castaña en un estado de preocupación hasta que vio que terminaron en el callejón.

—Necesito fumar un poco.

Se mantuvieron en un espacio alejado del resto. Donde podían ver a la lejanía a los alumnos pasar. El olor a tabaco inundó sus sentidos haciendo que arrugara la nariz.

—¿Estás bien?

La pregunta hizo que Daki inhalara con fuerza mientras fruncía las cejas. 

—Mierda, claro que no. Esas estúpidas no dejan de involucrarse donde no las llaman, por su culpa tendré que quedarme después de clase a limpiar. 

No supo que responder. Mantuvo la mirada en el suelo hasta que recordó que debía vigilar para evitar que las descubrieran.

—Disculpa. Se supone que no debería seguir haciendo esto pero me enfadé. —dejó caer el cigarrillo para aplastarlo y tirarlo a uno de los contenedores de basura. Seguido sacó un perfume. —No tienes que esperarme a partir de ahora al final de las clases, puedes irte con Gyutaro.

Después de acompañarla al baño no volvieron a hablar. Su mejor amiga tenía la mala costumbre de agarrar rencor con cualquiera que le hiciera quedar mal, así que tuvo en mente que tarde o temprano pasaría algo terrible que haría que la gravedad de la situación empeorara. 

Por más que su hermano hablara con ella en busca de que lo cambiara esta se negaba rotundamente.

Así que se despidieron para salir dejando a Daki en el salón. 

—¿No te contó nada, verdad?

—Nope. Y se supone que dijiste que iba a hacerlo.

—Tuve fe. Pero su terquedad es más fuerte.

Era la primera vez que se iba a ir con él así que sostuvo el casco entre sus manos algo pensativa. Pero al verlo encender la moto reaccionó.

Al llegar a su edificio tras una corta conversación con el peli verde, subió hasta su apartamento con el cuerpo abatido. 

Mantuvo contacto con Senjuro, mejor conocido como el solecito por sus amigos. Quería ir a visitarlo en la panadería desde hace días pero tras tantos proyectos y exámenes, prefirió posponerlo.

Quizás mañana donde entraría a clases un poco tarde le daría una oportunidad de entablar una conversación antes de irse. Además podía comprar algún dulce para llevar.

—Sí, eso haré. —confirmó tras revisar su billetera. No conservaba mucho dinero pero era lo suficiente para los siguientes días.

Recordó que Yushiro le había ofrecido un trabajo en su negocio. Sería después de su horario habitual, a base de eso estaría tranquila cada final de mes.

𝓢𝓸𝓵 ¦ Senjuro RengokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora