«☬»→ 𝐊𝐀𝐈𝐒𝐄𝐑𝐈𝐎𝐍 | 𝐅𝐀𝐍𝐅𝐈𝐂 & 𝐀.𝐑.𝐆 |𝐶𝑜𝑢𝑛𝑡𝑟𝑦𝐻𝑢𝑚𝑎𝑛𝑠 |

🌱 |Capítulo 3.|

❛⸙⸼°. ·˳˖
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Italia tecleaba en su computadora mientras trataba de mantenerse despierto comiendo dulces y chatarras; tenía que terminar el trabajo que dejó para último minuto.

Estaba terminando la tercera hoja cuando le llegó un mensaje. Al encender el móvil encontró en la pantalla de bloqueo un mensaje de Japón.

"Me acompañas al centro comercial? Salió un nuevo peluche de Bakugou ^^"

- aggghhhhh....- Soltó un gritillo de aburrimiento estampando su cara en la carpeta. Quería ir, no quería quedar mal con la chica que le gusta, pero casi que podía sentir como las letras se envolvían en su cuello dispuestas a asfixiarlo.

Claramente ésto era porque no le gustaba hacer papeleo, ni tenía la paciencia necesaria para poder hacerlos. Deseaba tener la facilidad que tiene Alemania para hacerlos.

Con todas sus fuerzas y llorando internamente respondió con otro mensaje.

"Me acompañas al centro comercial? Salió un nuevo peluche de Bakugou ^^"

"Lo siento, tengo papeleo pendiente :cc"

Miró con detenimiento la pantalla, y como unos segundos después la asiática entraba en línea, leyó el mensaje y se fue dejando "en visto" a Italia.

- ay... En visto...- exclamó decepcionado. Maldecía su carita inocente y tierna actitud con la que fue bendecida la nipona.

Regresó su vista a la carpeta todavía más desanimado a como estaba antes.

Los papeles, las gráficas, los problemas, todo eso llenaba los pensamientos de Italia cuya casa estaba en un silencio sepulcral, eso hasta que sonó el timbre lo que lo distrajo.

Salió del comedor y pasó a la sala de estar para llegar a la entrada.

Al abrir la puerta se encontró a Japón, lo que lo dejó desconcertado y desanimado.

- hola Ita.- sonrió al saludar al dueño de la casa.

- ciao, giappone.- saludó y después suspiro.- tengo bastante trabajo que terminar y no creo poder terminar pronto, perdón.- se disculpó.

- por eso estoy aquí.- sonrió posando su mano sobre el hombro del chef. Italia se hizo a un lado permitiéndole entrar en su hogar.

- no... Entiendo.- habló.

- vine a ayudarte con tu trabajo, si terminamos hoy ¡Qué bien!. Si no, no hay problema.- movió una de las sillas en el comedor para situarse junto a Italia.

- oh...- miró las acciones de la asiática sintiendo sus orejas aumentar en temperatura.- no tienes que hacerlo... Seguro que alguien más podrá acompañarte, no deberías perder tu tiempo.- miró al piso con algo de tristeza.

- a mi no me gusta esa sensación de agobiarte, así que no quiero que pases por eso.- tomó la carpeta y leyó von cuidado lo que estaba escrito. Italia dirigió su mirada a la mesa del comedor, la chica resplandece en pureza y amabilidad a sus ojos, como un ángel caído del cielo para motivarle a seguir con su arduo trabajo.