Las investigaciones no estaban llegando a ningún lado. Siempre llegaba al exacto mismo fallo argumental:
¿Cómo tuvo tanta precisión si venía desde tan lejos?.
Debía haber una inclinación aproximada de uno o dos grados si no contamos la presión y fuerza del aire... ONU empezaba a hartarse.
Era la tercera hoja arrugada en una sola hora. Su lindo plumón de color rojo ya estaba muy gastado y seco, llegando al punto al que no marcaba bien las líneas que la organización trazaba. Incluso con la presión y fuerza que usaba por el estrés.
La única posibilidad era que hubiera sido provocada por... Un villano.
Era más que probable, matemáticamente era poco probable que haya logrado tal precisión sin que hubiera una intervención directa de alguien.
Un villano perfectamente habría podido tener las herramientas y capacidades para acertar como lo quería.
De ser así tendría que hablarlo con más personas y hacer más grande este asunto, lo cual claramente no era lo ideal. Pero no había mucha opción.
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Rusia volvió a su papeleo habitual, sintiéndose notablemente mejor después de su resfriado. Incluso estaba más animado y alegre.
Sí, estaba delirando, pero recuerda a la perfección cada momento cerca de su querido emo alemán. Y lo que lo hacía sentir mejor era el pensar en que el ojiverde en ningún momento se negó al contacto sino, por el contrario, incluso lo había apoyado y había cuidado de él. La emoción recorría su sistema nervioso haciéndolo sonreirle a la computadora sin que se diera cuenta, incluso con una pequeña cara de atontado.
Un recuerdo vino a su memoria, uno extraño si analizaba el contexto.
Un pequeño ruso está tosiendo en su cama, es invierno de 1940 y el niño parece haber pescado un resfriado.
El alemán lo mira atentamente, observando su pecho subir y bajar un poco rápido tratando de obtener el aire habitual debido a la congestión.
- Russ...-susurró suavemente, tratando de no perturbar su -de por sí malo- estado de salud-.
- Mmh...
- ¿Tú también tienes sistema inmunológico débil?-preguntó inocentemente el niño más bajo-.
- No...-dijo con un puchero el ruso- Папа me dijo que es porque heredaré el territorio y mi cuerpo está afectado por la guerra....
El alemán se sorprendió, parecía algo confundido pero eso no le impidió decir lo que pensaba.
