Capítulo 3

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Mi mano seguía aún en la mejilla del chico de olor a canela, tenía una linda sensación en mi pecho como si fuera orgullo mesclado con alegria había podido tocar a mi destinado y esta vez no se desmallo o me golpeo con una caja, el seguía viéndose lindo, solo que al parecer su rostro se había teñido de un tono carmesí el cual dadornaba el área de sus mejillas y nariz.

— Tan bonito —le susurré.

Desgraciadamente la linda vista que tenia no duro mucho porque alguien habían interrumpido en ella, algo estaba tocando el vidrio del lado de mi ventana, así que deje de mirar a mi chico lindo con pijama de dinosaurio y dirigi mi vista hacia la dirección donde estaban tocando la venta del auto, o sea a mi izquierda. Era uno de lo encargados de mi seguridad un beta alto de cabello azabache de tal vez unos 25 a 30 años arriba de uno de los modelos de motos que a los chicos de seguridad les gusta usar, una Yamaha YZ125.

Baje un poco la ventanilla del auto para empezar a hablar.

— Alexander, ¿Qué sucede? —le llame por su nombre puesto que él ya llevaba años trabajando con la familia.

— Señor, lamento molestarle, pero quien debería preguntar eso soy yo, ¿sucedió algo malo con la troca?, porque se la podemos cambiar por la que traen los morros —me preguntó bastante preocupado.

— Descuida, no le paso nada, solo debía contestar una llamada, dile a la plebada que en unos segundo seguimos —conteste mientras volví a encender la camioneta.

Al escucharme decir eso Alexander regreso a su puesto que era detrás mío y seguí mi camino a el rancho.

— Cuando lleguemos al rancho te explicaré las reglas —

— Yo no plancho, ni barro, ni voy por mandados, tampoco sigo ordenes, ni tiendo la ropa y menos cocino —Me respondió rápidamente con un tono molesto.

— No te quiero de sirvienta —

— ¿entonces reglas de qué o qué? —

Ignore sus pregunta y seguí conduciendo mientras respiraba el aroma de la camioneta la cual ahora tenía el aroma de ambos, chocolate amargo y tequila, que son mis aromas junto con los de él, vainilla, canela, leche lo cual era indicio de que aún estaba chiquito y ¿genjibre?, "¡eso era! Su tercer aroma es genjibre" pensé satisfecho de al fin encontrar el aroma.

No hizo falta que yo manejara más de 10 minutos porque llegamos bastante rápido al rancho. En la entrada ya sé encontraban haciendo cambio de turno, estaban 4 chicos haciendo guardia afuera detrás de unas barricadas hecha de costales de arena y los otros dos que cuidaban las puertas, al ver llegar las camionetas el portón se abrió rápidamente.

— Ya llegamos, cachorro — susurré.

Lleve la camioneta hasta la entrada de mi pequeña casa en el bosque, adoraba esta casa desde que era niño, siempre fue una de mis favoritas, papá decía que esta casa siempre era imposible de encontrar si no conocías el área como la palma de tu mano y tenía razón, el pueblo más cercano esta a 1000 Km, por eso los almacenes siempre estaban llenos y hasta teníamos una pequeña área médica en donde había todo lo necesario hasta para hacer una cirugía.

Al detener la camioneta frente a la entrada volteé a ver a mi chico dinosaurio. Tenía los ojos cerrados, "El sueño lo tiene pesado, eh" pensé con burla así que baje del auto para luego dirigirme rápidamente a la puerta donde se encontraba el y cargarlo como hace unos momentos, como una princesa, pase un brazo por entre su espalda y otro por debajo de sus piernas y comencé a subir las escaleras que me llevaban a la entrada de la puerta de la casa. Algo curioso del pequeño omega era que realmente era pequeño tal vez no media más de 1.65 M, cualquiera diría que se ve frágil.

PIÉNSALO (Changbin x Felix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora