Por partida doble

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Estaba en la línea C de subtes y trenes bajo tierra; eran las seis de la tarde y plena hora pico. Me encontraba y estaba en el andén del lado que va a Constitución y la terminal de trenes de la línea Roca.

El lugar estaba lleno y atestado de gente, a pesar de que los trenes pasaban muy seguido y con mayor frecuencia de lo habitual.

De pronto y sin previo aviso, llegó y vino una formación vacía y sin ningún pasajero. La muchedumbre y la multitud se amontonó y se apiñó en el borde del andén, de modo que, cuando las puertas se abrieron y los dejó pasar, todos quedaron atascados y atorados en la entrada por un momento y un instante.

Sin embargo, debido a la fuerza y la presión que ejercían, pronto se liberaron y soltaron, y pudieron descansar y reposar en los asientos.

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