- AMBER - 3

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11 años.

Me siento sobre el sofá de la casa, miro hacia el ventanal y pido de deseo de cumpleaños regresar a casa.

No me gusta esta casa, es diferente a la nuestra, es demasiado luminosa, hay muchos más ruido y no me siento feliz.

- Voy a ir a jugar, ¿quieres ir? - Luis me pregunta.

- No.

- ¿Por qué no? Le pregunté a mamá, dijo que estaba bien, papá no se encuentra, llegará hasta tarde hoy.

- Papá dijo que debíamos estudiar - le recuerdo.

- No quiero estudiar, yo sé hablar bien el español, tal vez tú debas ser quien deba empezar a practicar - me apunta con el dedo - Hablas muy mal el español, ni siquiera puedes comunicarte con mamá.

- No quiero aprenderlo, yo no quiero vivir aquí.

- No vamos a vivir aquí, solo que papá está haciendo trabajo aquí y para hablar con la gente debemos hablar español, aquí no hablan inglés.

Lo miro fijamente, él está vestido con ropa grande y fea, mientras sostiene su balón de fútbol.

- No sé jugar - le digo.

- Yo te enseñó, será un juego muy tranquilo, te vas a divertir.

Él ya parece estar divirtiéndose, tal vez deba ir con él.

- Bien - acepto - Vamos.

Salgo con Luis a fuera de la casa y nos encontramos con otros dos niños. Ambos niños hablan español y son de la edad de Luis, así que no puedo entenderlos, ni jugar como lo hacen ellos.

- Solo tienes que evitar que la pelota entre - Luis me vuelve a explicar - No dejes que pase esta línea que dibujamos, si lo hace será gol.

- ¿No tengo que correr entonces? - me aseguro.

- No, solo debes quedarte aquí - me señala.

- Está bien.

Luis se va y comienza a jugar con los niños.

No entiendo este juego, así que solo espero a que la pelota esté cerca para mirarla y hacer lo que Luis me pidió.

- ¡Gol!

La pelota vuelve a pasar por mis pies y no puedo detenerla. Cruzo la línea que no debe cruzar.

- Lo siento - le digo a Luis dándole el balón en las manos - No soy buena jugando.

- Descuida, sigue intentando - me dice.

- Bien...

Luis patea el balón y sigue jugando.

Debo hacer lo que me pide para que siga divirtiéndose con esos niños, pero esto es aburrido y difícil.

- ¿Dónde está la pelota? - intento mirar quién la tiene para poner atención.

- ¡Amber, cuidado!

- ¿Eh?

No veo nada, ni siquiera veo a Luis gritarme, solo siento un fuerte dolor en la cara y en la cabeza al caer.

- ¡Amber!

Duele, duele mucho, mi cabeza y mi cara duelen.

- ¿Amber, estás bien?

Comienzo a llorar al sentir mucho dolor.

- Amber...

Cubro mi cara con las manos empiezo a sentir más dolor cuando toco mi boca, hay algo saliendo de ella.

Amber Y NellyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora