Juramento de Crianza (Libro 1 Luz de la Corte en Espanol)

Capitulo 2, Parte 3

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Lady Serena la miró.

—Nos ocurre hasta a los mejores —dijo. Antes de que Ciardis pudiera digerir aquello, continuó—: Oye, Ciardis, ser una compañera es algo más que dominar el arte del instrumento, el tono de tu voz y el placer de tu presencia, visualmente o de otro modo. Las compañeras son algo más que joyas en el brazo de un padrino. Son "útiles". Todas las compañeras realizan servicios para sus padrinos. Por ejemplo, yo soy una compañera que proyecta. Mi talento mágico es la proyección. Todo lo que mi Padrino, lord Cannon, quiere ver, ya sea práctico o extravagante, yo puedo presentárselo.

Abrió la mano. Una energía azul brillante empezó a formarse lentamente, girando como un torbellino desde las líneas de su mano hacia arriba, hasta convertirse en un tornado en miniatura de luz azul del tamaño de un gatito. Se solidificó rápidamente, después de formar dentro de sí la imagen pequeñísima de Serena en colores y con un vestido hermoso. La miniatura empezó a bailar en la palma de la mano y Ciardis la miró encantada.

—Puedo hacer esto del tamaño que quiera —dijo Serena —agitó la mano en el banco y de pronto la imagen saltó desde su lugar en la palma de la mano y apareció una versión de tamaño natural sentada remilgadamente al lado de Ciardis.

La visión de tamaño completo de Serena guiñó un ojo a Ciardis y se disipó con la misma rapidez con la que había aparecido.

—También estoy catalogada como una maestra estratega —dijo Serena con orgullo—. No puedes ser una buena militar solo con magia, pero gracias a mi gran capacidad para memorizar y a mi habilidad para proyectar módulos de entrenamiento, he destacado entrenando en tácticas militares a los soldados de lord Cannon.

—Pero... pero yo no tengo ninguna magia —comentó Ciardis, avergonzada.

—No, y eso hará que tu vida sea más difícil —repuso Serena con brusquedad—. Hay compañeras sin magia, pero sus habilidades mundanas no tienen par. Kira, la compañera asesina, posee una destreza tal en el arte de la navaja, que ha matado a tres príncipes a petición de su señor. Y Miranda, la compañera artista, construye autómatas tan vivos que los utilizan para atraer clientes en todas la tiendas de los negocios de su señora.

Ciardis se movió incómoda en el asiento.

—¿Qué puedo hacer por ti ahora? —preguntó Serena. Ciardis abrió la boca para contestar, pero la dama la interrumpió moviendo una mano en el aire—. Y no me hables de jabones.

Ciardis pensó que el camino hasta las cortes de Sandrin iba a ser muy largo.

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