Capítulo tres.

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Harry.

Entré por la puerta principal y dejé mis cosas sobre la mesa del vestíbulo. Oí el televisor, y mire de soslayo encontrándome con Paulina relajándose en el sofá de la sala de estar con el mando del televisor a distancia de su mano. Deseaba que ella estuviera durmiendo cuando llegase a casa, pero no, y estaba jodido.

Pero actué restándole importancia a su presencia, y me dirigí hacia la cocina donde el olor a palomitas de maíz siendo cocinadas en el microondas inundaba el ambiente. Necesitaba un trago; diablos. Me acerque y vertí en la mitad del vaso de vidrio whisky, como lo hacía todas las noches para mantenerme equilibrado.

Al segundo Paulina apareció, todavía vestía su uniforme escolar y sabía de ante mano que estaba en problemas con la vista de mis ojos y mis pensamientos. Me apoyé sobre el mostrador observándola de arriba a abajo mientras ella estaba de espaldas a mí vertiendo las palomitas de la bolsa a un tazón.

Mis dientes mordían mi labio inferior mirando hacia sus pies desnudos; eran tan lindos. Sus muslos gruesos, y su trasero apenas cubierto por su camisa. Su cuerpo se veía tan suave y tentador a tocar, que quería sentar besos por toda su piel. Quería morder y chupar cada rincón de su cuerpo burlándome de ella hasta que rogara para que vaya más profundo y duro dejando marcas, mis marcas.

—¿Quieres ver un película conmigo? —habló, y parpadeé saliendo de mis pensamientos.

Me aclaré la garganta, y tomé un sorbo de mi bebida. —Hmm, seguro... ¿Qué tipo de película es?

Paulina sonrió y tomo un poco de palomitas en su mano para luego llevárselas a la boca. —Scream, es un clásico —me dijo antes de entrar en la sala de estar.

Bufé y llevé mi vaso conmigo porque sabía que lo necesitaría. La película ya había comenzado por lo que tome asiento en el otro extremo del sofá, asegurándome de no estar cerca. Fruncí mis labios y golpeaba la punta de mis dedos contra el vaso tratando de concentrarme en la película.

Todo se hizo mucho más difícil cuando ella se acercó a mí, prácticamente no había espacio entre ambos y su muslo se frotaba contra mi pierna, y sus caderas tocaban las mías. Me aclaré la garganta, y ajusté mi corbata cuando la tensión había llenado el lugar.

—¿Palomitas? —ofreció, y yo solo negué con la cabeza a lo que ella se encogió de hombros, y siguió comiendo mientras veíamos la película—. Me encantan las películas de terror, quiero decir entiendo que producen algo de miedo, pero me gusta la emoción.

Fruncí mis cejas, y la miré desconcertado. —Entonces supongo que te gusta asustarte a ti misma apropósito.

Paulina me miró y asintió. —Sí, ¿no te gustan las emociones fuertes?

Separé mis labios para hablar pero nada salió, ella soló rió y volvió a centrar su atención en la televisión. Estaría mintiendo si digiera que no es la cosa más adorable y caliente que he oído nunca. Ella era muy bonita, todo en ella lo era, y eso me hacía sonreír.

Dawn era atractiva e inteligente, tenía todo lo que un hombre podría pedir en un mujer excepto ser Paulina. Paulina era bonita hasta cuando reía, y su cuerpo era algo que me encantaba admirar. Podría mirarlo y pasarme el día entero pensando en ello; su personalidad era grandiosa cuando no era terca o estaba alrededor de su madre.

—Eres bonita —solté, he inmediatamente me arrepentí de haber abierto la boca.

Me miró con los ojos bien abiertos llenos de sorpresa, masticando lo último de sus palomitas, luego una sonrisa apareció en su rostro y ahora sus ojos estaban llenos de curiosidad. —Eres sexy.—Ella rió, y yo frotaba mi mano sobre mi cara procesando la totalidad de lo que estaba sucediendo.

Sentía que ahora mismo me estaba poniendo duro como una roca mientras hablábamos. El bulto de mis pantalones crecía y tenía la necesidad de salir corriendo de aquí. Puse mi whisky abajo y froté mis manos sobre mi cara nuevamente mientras inclinaba mi cabeza sobre el respaldo del sofá.

De repente sentí presión sobre mi bulto y gemí levemente. Abrí los ojos lentamente para ver a Paulina encima de mí, con sus manos en mi cuello y sus piernas apoyadas sobre el sofá a ambos lados de mi cintura frotando su entrepierna contra la mía y era una sensación increíble.

—Paulina, d—detente. ¡Ahora! —exigí, aunque sabía que no sonaba para nada convincente.

Ella negó con la cabeza, inclinándose para rozar sus labios en mi oreja cuando giraba hacia un lado su cabeza. Mi tortura aumentó cuando rozó sus labios sobre mi oído, cerré los ojos jadeando para que se detuviera, pero no lo hizo y en secreto tampoco quería que lo hiciera.

—Podría hacer eso por ti, siempre —murmuró, y yo gemí por su repentino movimiento sobre mi miembro— No tienes que ocultarlo más, papi. Te quiero como sé que me quieres. —Sonrió, chupando la piel justo debajo de mi oreja volviéndome aún más loco.

—Paulina —gruñí, y levante mis caderas para conseguir más fricción.

Ella comenzó a montarme cada vez más rápido, sus caderas trabajaban en mi clímax y este sería la segunda vez en llegar a mis boxers por culpa de ella. Se apartó, y me miró entornando los ojos mientras sonreía.

—Me encanta cuando la razón de tu climax soy yo papi... No le diré nada a mi madre si tu no lo haces —susurró rozando sus labios con los míos, pero en ningún momento juntándolos por completo.

Bajó de mí como si nada de esto hubiera pasado, y tomó su tazón para continuar mirando la película. No pude más, así que me excusé y fui a la cocina en busca de almo más fuerte porque no terminaba de asimilar lo que acaba de pasar.

Estaba más que seguro que Paulina hacia esto apropósito, pero todo esto no era más que mi culpa porque el adulto aquí era yo. Mi esposa y su madre; no quería siquiera pensar en lo que podría pasar si ella supiera.

La noche aún era corta y me esperaban varios tragos más, me recosté sobre la cama pero dudaba de poder pegar un ojo en toda la noche debido al placer que había sentido junto a un niña de dieciséis años que había conseguido hacerme llegar al orgasmo, pero después de todo ella tenía ese poder sobre mí, y era algo que me empezaba a preocupar.

Ella me llama papi.

© styonce


Sweet Deception | Harry Styles AU (Español)Where stories live. Discover now