Ocho

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Antes

Thiago le preguntó, con voz suave, cómo había conocido aquel sitio. Sus sentimientos se manifestaban con intensidad, en tanto Celeste permanecía impertérrita, casi como si él no hubiese formulado una pregunta. Luego, para su sorpresa, ella limpió sus lágrimas y sonrió a medias.

—Muchas personas vienen aquí a desahogarse. Otras dejan sus versos o poemas en un buzón y los demás los leen.

—¿Lo has intentado tú?

Celeste se tensó, sus palmas presionadas sobre la superficie de la mesa.

—¿Qué?

—¿Has leído un poema que exprese lo que sientes? —repitió Thiago—. ¿Lo has hecho en este lugar?

—No. —Celeste sacudió la cabeza, como si no pudiese imaginárselo—. Solo quiero escapar, de todo. Si expreso todo en voz alta... no podré encontrar paz porque todo se convertirá en algo... real.

—No puedes fingir.

—Es el mejor plan que tengo hasta entonces.

Entre Versos y Lágrimas ©Where stories live. Discover now