Treinta y seis

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Después

Una noche, Bliss le preguntó cuál era su recuerdo más preciado. A Thiago no le costó pensar en una respuesta pues en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba hablando sobre su madre, el modo en que esta sonreía orgullosa cada vez que Thiago leía un poema y lo interpretaba con tanta vehemencia que a esta se le llenaban los ojos de lágrimas por la emoción.

La primera vez que escribió poesía, tenía quince años y su madre se encontraba en la cocina cuando él corrió hacia ella, balanceando aquella arrugada hoja de papel en sus manos, mostrando una sonrisa de suficiencia.

Su madre siempre detonó lo mejor de él, instándolo a hacer las cosas que a él le gustaban porque sencillamente le hacía todavía más feliz.

Aquellos eran sus recuerdos más preciados: la sonrisa de su madre, su mano tomando la suya mientras lo llevaba al jardín de niños, su abrazo en las noches que tenía una pesadilla, sus regaños cuando él se desanimaba por algo tonto..., justo en ese momento, Thiago sintió nostalgia, pero alegría a la vez, escuchando la risa de Bliss, hablando sobre aquellas anécdotas de su madre... se dio cuenta que nadie jamás quiso conocer cada parte de él. Ciertamente, las preguntas de Bliss siempre tenían un misterioso trasfondo que a él le encantaba, su curiosidad era adorable.

Y aquella misma curiosidad fue la que los unió a ambos en primer lugar.


Entre Versos y Lágrimas ©Where stories live. Discover now