Treinta

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Antes

Ellos hacían un gran equipo. Se llevaban de maravilla, reían a carcajadas por tonterías, discutían sobre deportes o películas... hasta que terminaban besándose en el sillón, totalmente ensimismados en los labios del otro. Sus ojos brillaban al mirarse, sus corazones latían con solo tocarse.

La casa de Thiago por primera vez en su vida, se convirtió en un paraíso, el cual borró los malos recuerdos.

Thiago y Celeste salían a caminar todas las tardes, recibiendo las miradas despectivas de las personas del pueblo. Algunos susurraban, otros se burlaban, criticando el aspecto de Thiago con malicia.

Celeste siempre le ofreció apoyo, a sabiendas que Thiago era mucho más fuerte que todos aquellos comentarios.

Ellos salieron a comprar comestibles en el supermercado más modesto del pueblo —por lo que este se encontraba atestado de personas—, en el momento en que una voz se hizo escuchar entre el bullicio del lugar:

—¿Qué demonios haces con este monstruo? —Aquel grito fue suficiente para llamar la atención de la muchedumbre—. ¡Tu prometido sigue en coma mientras tú solo follas con este bicho!



Entre Versos y Lágrimas ©Where stories live. Discover now