Veintiocho

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Antes

Ella era una chica que sonreía, pero sufría por dentro, su corazón podría colapsar de tanto dolor reprimido, el odio hacia sí misma incrementándose.

Ella ayudaba a otros, sin esperar nada a cambio, pero no permitía que las personas hiciesen algo por ella.

Ella se cerraba a sí misma en una cúpula de oscuridad, su mente giraba en torno a aquel acontecimiento que cambió su visión del mundo: Celeste Khalid estuvo en un accidente de avión cuando viajaba con su familia y su novio, ella fue la única que sobrevivió de entre todas las personas en aquel avión, su novio quedó en coma.

Y tal vez esto último era permanente.

—Lo extraño, créeme que lo hago. —La voz de Celeste se quebró en la última sílaba—. Pero cuando estoy contigo, en ocasiones me encuentro pensando en que puedo salir adelante, puedo continuar con mi vida, puedo olvidar mis pesadillas, creer que en realidad estoy viva, que Dios me ha ofrecido una oportunidad para ser mejor de lo que una vez fui.

» Entonces me doy cuenta que has dejado una huella en mí, me has enseñado un montón de cosas. Sin darte cuenta, has encontrado la forma de colarte dentro de mí. Creo que me inspiras, Thiago. ¿Todo lo has tenido que vivir en este maldito pueblo y en la guerra? Es admirable que continúes sonriendo, es asombroso que tu alma siga intacta. Eso es lo que más amo de ti, no sabes lo fuerte que eres.

Cuando gruesas lágrimas se derramaron de los ojos de la chica que amaba, Thiago la abrazó, ofreciéndole dulces palabras de aliento, sorprendiéndose a sí mismo al darse cuenta que también lloraba, pues era evidente que le dolía todo lo que esta chica tuvo que sobrellevar, y una parte de él temía lastimarla en algún momento, sin siquiera darse cuenta.

Celeste se aferró a su cuerpo con tanta fuerza, con tanta melancolía, que el corazón de Thiago se rompió, sufriendo por ella. Cuando dos personas están enamoradas y se conectan de aquel modo, el dolor de uno se vuelve la tortura del otro.

Ellos no dependían del otro, se dio cuenta Thiago, pero se apoyaban mutuamente, aprendían del otro, queriendo seguir adelante. Así era el amor.

Ese era el comienzo, justo en el momento en que sus sentimientos finalmente salían de la superficie. Thiago besó la frente de Celeste, para después limpiar sus lágrimas y sonreírle con tanto amor y esperanza que al instante ella correspondió su sonrisa.

Con sus pasados llenos de dolor y desdicha, el futuro, incierto e impreciso, podría encontrarse lleno de oportunidades. Thiago y Celeste querían luchar por ello, pero no era tan fácil, ya que las pruebas que debían enfrentar ni siquiera habían comenzado.

Y a veces el amor no es suficiente.

...

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Entre Versos y Lágrimas ©Where stories live. Discover now