Casi Secuestro

69 6 0
                                    


Un profundo alivio me invade cuando me percato que solo hay un auto que viene a lo lejos. Juraría que alguien estaba justo detrás de mí. Debo estar volviéndome loca.

<Loca ya estas> Chilla mi cabeza. Vuelvo a emprender mi camino a la vez que miro al cielo cansada de mi misma. Sí, probablemente mi cabeza tenga razón.

Me repito mentalmente una y otra vez que deje de ser paranoica que no hay nada, pero evidentemente estoy sufriendo algún tipo de crisis de pánico o algo por el estilo. El maldito sentimiento de que alguien va tras de mí me ahoga y me sofoca a pesar del frío. Tengo las manos completamente sudadas y estoy en estado de alerta continua. Vuelvo a respirar profundamente y nada. No hay forma de que esta horrible sensación me abandone. <Calmate de una puta vez, estúpida!> Tengo malditos 23 años de miedosa. No sé qué me pasa.

El auto que venía a lo lejos se siente cada vez más cerca y eso por algún motivo me provoca más ansiedad. ¿Y si es intuición femenina? La intuición femenina nunca falla. Tal vez por eso este así. Mi cuerpo y todo mi ser me está diciendo a gritos que algo va a suceder. Sé que es así...

El maldito auto evidentemente no hace nada para que piense lo contrario, sino que siento que va aminorando la marcha.

Voy caminado tan rápido que me parece que soy aún más veloz que cuando corro.

<Dios, ayudame por favor. Que no me pase nada. Aleja todo lo malo de mi. Por favor, por favor, por favor> Repito una y otra vez la plegaria que sale imperceptiblemente de mis labios. Casi como si no hablara.

-Tal vez debería llevarte a casa. No creo que con esa ropa hayas salido a correr y menos a estas horas y por esta zona.

Esa voz.

Es él estoy segura. Es el chico de esta tarde. El barbudo.

Miro a su auto que ya está paralelo a mí y corroboro que es él.

Va en una 4x4 blanca que decido que es muy de su estilo a pesar de no tener ni la más mínima idea de coches.

-Lamento lo de esta tarde, pero realmente creo que no son horas para que andes por la calle sola... -interrumpe su discurso y se toma un momento para analizarme. Estoy muda. - ¿Te quedaste muda?

<Sí, efectivamente sí. Que observador>

- ¿Me estás siguiendo? -Le pregunto con todo el desdén que soy capaz.

Una pequeñísima parte de mi está aliviada de saber que es él y la otra me dice que corra, que huya lo más rápido que pueda.

Clava sus malditos ojos en mi de esa manera tan perturbadora que tiene. Me perfora.

Debería gustarme su mirada. Sus ojos son de un hermoso gris claro. Nada más alejado de eso. Incluso creo que la odio.

-No te estoy siguiendo. -me responde cauto- Por lo menos no ahora...

¿Qué quiere decir con eso?

¿Qué antes sí?

-Vengo de la casa de campo de unos amigos. -Continua explicando- Pasaba por acá y a medida que me fui acercando te reconocí.

Sigo muda, pero esta vez por decisión propia. Estoy cavilando a diez mil revoluciones por minuto. No me fio ni de mi misma, de manera que por supuesto no confió en este tipo en absoluto.

Sigue mirándome fijo a los ojos y aprieta la mandíbula cuando nota que estoy a la defensiva. Baja su mira a mis brazos cruzados y se vuelve más gélido si es posible.

El Lado Oscuro del Amor - CASI PERFECTOWhere stories live. Discover now