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Cleo: No te he ignorado
Número desconocido: Sí lo has hecho
Cleo: ¿Cómo te voy a haber ignorado si no me has hablado en ocho días?
Número desconocido: Cuentas los días que estamos sin hablar
Número desconocido: Sabía que me amabas
Cleo: 😒
Cleo: Deja de exagerar
Número desconocido: No, Cleo, no quiero casarme contigo
Cleo: ¿Qué?
Número desconocido: ¿Que quieres que te haga cuantos hijos?
Número desconocido: Esto es incómodo
Cleo: Deja de inventarte mis mensajes
Número desconocido: Sí, también creo que ese peto te queda bien
Cleo: ¿Cómo sabes lo que llevo puesto?
Número desconocido: :)
Cleo: Estoy en un pasillo
Cleo: Sin ventanas
Cleo: No he salido de la casa en dos días
Cleo: ¿Cómo lo sabes?
Número desconocido: He acertado
Número desconocido: No es que esté en la casa contigo
Número desconocido: pfff
El móvil de Cleo se cayó al suelo, ella soltó un grito. Su corazón latía rápido. Una cosa era soportar pequeños comentarios de acoso siempre y cuando el desconocido también le ayudara y que mantuviera algo de distancias pero ese último comentario había causado una gran ansiedad en ella.
Jason no tardó en aparecer, subiendo las escaleras lo más rápido que pudo, alarmado por el grito. Levantó el cuchillo que llevaba en la mano derecha, dando una mirada rápida al pasillo.
— ¿Han entrado? — Preguntó él nervioso — ¿Te han mordido?
Ella negó, con el corazón aún latiendo con fuerza. Y entonces él se dio cuenta de lo asustada que ella estaba, dejó el cuchillo en el suelo, acercándose para poder abrazarla.
