II

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- ¡Brother! – Gritó Indriago, usando ambas manos para defenderse – ¿Qué te pasa, brother?

La boca del hombre se cerró a solo centímetros de su cara, lo que lo hizo percibir su mal aliento, como de carne descompuesta desde hace días. Aquello le revolvió el estómago y lo llenó de desespero al no poder liberarse inmediatamente. La gran masa del hombre lo hacía permanecer inmóvil y atrapado, pero lo que más le desesperaban eran aquellos ojos, con un tono completamente verdusco afectado solo por pequeñas ramificaciones rojas alrededor del glóbulo ocular.

Todos permanecieron en Shock durante unos segundos. Todos menos Ricardo, quién seguía a lo lejos dando saltos dobles con la cuerda.

- ¿Qué es eso? – les gritó sin detenerse – ¿Es que ya comenzó la clase de lucha greco-romana?

- ¡Ayúdenme! – gritó Indriago.

Aquello hizo que todos despertaran de su letargo. Marcial, Kroc y Annie-Li sujetaron al hombre por la espalda y lo halaron, mientras él lanzaba rápidas mordidas intentando arrancar algún trozo de la cara de Indriago.

Sasha no se había acercado a ayudar. Miraba de lejos, tan asqueada como sorprendida.

- ¡Ricardo! – gritó Marcial – ¡Ven a ayudarnos!

- Es...Rich... - contestó entre sollozos. Parecía haber aumentado la velocidad de sus saltos al doble–. Estoy... por... superar... mi record... personal.

- ¡Sasha! – llamó Annie-Li – ¡tlae a Licardo!

Allí volvió en sí, considerando que buscarlo sería la forma menos asquerosa de ayudar, así que corrió hacia él. Le sujetó la mano, haciendo que la cuerda se detuviera violentamente. A la gran velocidad a la que iba, el repentino frenazo hizo que se le enredara entre las piernas.

- ¡Hey! ¡Iba por mi record! – la miró molesto. Luego miró hacia la otra escena - ¿Qué es lo que le sucede al gordo? El gimnasio no es el sitio ideal para ponerse romántico...

- El hombre se volvió loco y atacó a Indriago – contestó rápidamente Sasha – ¡Ve a ayudarles!

Ricardo pareció no entender, pero se acercó de todas formas, aún con la cuerda en la mano. Entonces se unió a los otros tres, tratando de separar al pesado hombre.

- No sabía que era tan fuerte – dijo Kroc, mientras lo halaba.

- ¡Ahhhh! – se quejó Indriago cuando uno de los dientes del hombre rozó su mejilla.

- No es... más fuerte... que yo... - dijo Marcial, mientras lo halaba por ambos hombros – Solo es... mas... pesado.

Entonces Kroc tuvo una idea.

- ¡Ricardo, usa la cuerda! – le espetó – ¡Ponla alrededor de su cuello y hálala!

- ¡Estás loco! ¡Eso podría matarlo! – contestó – Le prometiste acabar con su obesidad, pero no creo que esa sea la manera correcta de hacerlo.

- ¡Dame eso! – refunfuñó Kroc mientras le arrebataba la cuerda de las manos y la pasaba alrededor del cuello del hombre él mismo.

Entonces haló con todas sus fuerzas. La falta de oxígeno hizo que el obeso hombre desistiera de su misión, puesto que se levantó, casi inmediatamente, de encima de Indriago. En cambio, cayó hacia atrás, ahora sobre Kroc Pudroc, quien lo seguía estrangulando.

El hombre obeso movía las manos descontroladamente hacia el frente, como intentando alcanzar algo. Curiosamente, nunca las dirigió hacia su cuello para intentar liberarse o disminuir la tensión de la cuerda. Progresivamente, los movimientos del hombre se hicieron cada vez más lentos y sus sonidos más bajos, hasta que sus manos dejaron de moverse y su masa se descargó completa sobre Kroc.

FITNESSCALIPSISWhere stories live. Discover now