VIII

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El tétrico sonido producido de dientes chocando, en un intento de mordida, se escucha casi al unísono en la habitación

- Ehhh... - dijo Ricardo un poco agotado, a pesar de haber permaneció solo unos segundos allí – estoy seguro de que se cansarán pronto – la respuesta de Annie-Li vino en forma de mirada de pánico –. ¡Son gordas! Estoy seguro que con correr hasta aquí ya están fatigadas.

Si eso era cierto, no lo demostraban en los absoluto. Aquel grupo parecía más enérgico que nunca, motivados en devorar al primero que cayera.

- ¡No palecen cansadas, palecen hamblientas! – dijo Annie-Li, reforzando el nudo que había hecho entre la cuerda y su pie – ¿Donde están los demás?

Ricardo se preguntó lo mismo mientras miraba alrededor.

- No los vi por ningún lado – contestó – pero tampoco veo... sus cadáveres por allí.

Permanecieron callados durante unos minutos, para ahorrar fuerzas, las iban a necesitar si querían permanecer vivos, al menos durante un rato más. Alternaban la pierna que mantenían enganchada a la cuerda continuamente, pero eso no implicaba que fuese menos agotador. Sus manos y piernas se habían puesto rojas y comenzaban a sentir calambres. Sus brazos estaban tensos, sus venas brotadas y el sudor les corría por la frente a chorros.

Entonces, Annie-Li se resbaló.

- ¡Aaayyy! – exclamó de dolor, mientras se sujetaba fuertemente unos centímetros más abajo. Había dejado una mancha de sangre sobre la cuerda- . Mi mano lastimada...– se deslizó un poco más.

- ¡Annie, aguanta! – le dijo Ricardo, realmente preocupado.

- Telminale siendo un chop suey para estas goldas – dijo muy triste –. Soy una velguenza pala mi familia

- No... no serás comida, Annie – la consoló Ricardo – quizás... no les guste la comida china.

Annie miró hacia abajo y luego dijo:

- Con ese peso, palece que comen más gatos que en mi tiela.

- ¡Arrrghhh! – Ricardo también se había resbalado. Fue tan repentino el movimiento, que ocasionó que las piernas se le soltarán, quedaron sujetado apenas con la fuerza de sus brazos.

Descendió incluso más que Annie antes de volver a sujetarse, lo que hizo que las hambrientas mujeres estiraran más sus brazos en un intento por agarrarlo.

- No... - dijo Ricardo asustado – no puedo morir... ¡No sin antes haber participado en un Open contra Rich Froning!

- ¡Ahhh! - Annie-Li resbaló un poco más – ¡No puedo más!

Entonces, a lo lejos, una voz masculina llamó.

- Hey, chicas, ¿Que están haciendo aquí? – desde la puerta del salón, hablaba un hombre. Era bajo, de mediana edad, con un poco de cabello a los lados y un grueso bigotico sobre los labios. Sus shorts, bien cortos y de color verde, y su cinta naranja alrededor de la cabeza, indicaban que venía dispuesto a entrenar – ¿Cambiaron la clase de baile por el crossfit? Ahora si se van a poner buenas, picaronas.

Su sorpresiva aparición había captado la atención de todas las mujeres hambrientas, que comenzaron a dirigirse hacia él dando grandes zancadas.

- ¿Es que todas dejaron la clase mientras no estaba? – dijo sonriente y abriendo los brazos –. Parece que finalmente aceptaron que la única razón por la que tomaban esta clase era para bailar conmigo – y movió la cadera de forma asimétrica.

Casi todas las mujeres habían llegado hasta la puerta y ahora rodeaban al hombre, quien retrocedía lentamente al sentirse abrumado por tantas féminas. Cuando la última mujer salió de la habitación, Annie-Li y Ricardo se soltaron de la cuerda, cayendo al suelo jadeantes y adoloridos.

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⏰ Last updated: Jul 29, 2017 ⏰

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