N° 037 "La Dama de Blanco"

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Decían que era leyenda, y que entre la bruma se vislumbraba la plata de su presencia. ¡Bah, habladurías! El ser humano miente, ya sea por gusto o necesidad, y cuando los niños pequeños quieren divertirse suelen dedicarse a asustar a los demás. Las antiguas historias de terror eran el comodín más recurrido, pero, como la gran mayoría de la infancia, todo queda en el pasado, oculto en los recovecos de tu mente hasta que se olvida por completo.

Un mal día es ese en que lo ves resurgir...

—Ya sabes lo que dicen: lo mejor para olvidar a una persona es sustituirla por otra —Jared apoyó su brazo sobre mi espalda

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—Ya sabes lo que dicen: lo mejor para olvidar a una persona es sustituirla por otra —Jared apoyó su brazo sobre mi espalda. Lejos de reconfortarme, me asfixiaba—. Y también dicen que esta es la mejor discoteca de la ciudad.

Levanté la vista sólo para encontrarme con un local que, al igual que la gente que lo frecuentaba, lucía una moderna y atractiva fachada. Y es que no era más que eso: un espejismo de lo que en realidad se escondía en su interior. A veces, las cosas ocurren por casualidad. Otras son parte de un enorme complot para joderte la vida. En esa ocasión, lucía más como lo segundo.

La cola avanzaba conforme la gente se perdía en el interior, dejando la puerta abierta los segundos suficientes para ver un montón de luces de colores flotando en un ambiente cargado de licor, drogas y humo. Afuera, la gente reía y charlaba con indiferencia, sacándose selfies como si estuvieran a punto de asistir al evento de sus vidas. En realidad, sólo iban a entrar allí para intentar salir con los pies por delante, en una ambulancia.

A mi izquierda, Ariadna y Chad se enrollaban como si la noche ya hubiera pasado entre copas y música. Lejos de parecer romántico, parecía que Chad acabaría succionando a su novia por la boca. Novia que, al contrario que yo, aún le quería. Una escena preciosa para recordar mi reciente ruptura. Y aún con esas, Jared seguía sonriéndome y soltando obscenidades con la vaga intención de levantarme la moral.

—¡Hoy follas seguro! Estás hecho todo un sex symbol —acto seguido, me pegó un codazo que a poco hizo que chocara con Ariadna—. Recuerda que siempre estoy dispuesto a un trío.

Jared me guiñó un ojo y no tuve más remedio que seguirle el juego. En cuanto vi que volvía a irse por las ramas, le ignoré por segunda vez para detenerme frente a la puerta de la discoteca. Creo que Chad habló por los cuatro, pero no estoy seguro. En mi cabeza se repetía un eco; una extraña vocecilla que decía: «Peligro».

Al igual que aquella chica de Destino Final.

¿Y quién sabe?

Quizá era verdad que compartiríamos un mismo destino...

Quizá era verdad que compartiríamos un mismo destino

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VHS (Various Horror Stories)Where stories live. Discover now