Capítulo 2:

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—Buenos días jóvenes, ¿puedo ser concedora de su tardanza?

—El transporte se retrasó -James, aplicó la técnica que siempre utilizaba desde que lo conocía.

—Creo que usted no está consciente de lo gastada que está esa escusa, me sorprende viniendo de un joven mayor como usted -ella sonrió con ironía. —De todas maneras, por ser el primer día lo dejaré pasar, pero que sea la última vez.

Park, asintió y fue a sentarse.

—¿Y usted? ¿Que escusa barata tiene para mí? -la profesora lo desafió con la mirada.

—Me dormí -el chico nuevo se encogió de hombros y todos rieron.

Su voz era grave, bastante poderosa.

La docente quedó boquiabierta:

—Bien, algo así me gusta más, ya que es sincero, pero como le dije a su compañero, que no vuelva a repetirse.

El chico caminó con las manos en los bolsillos de su jean rasgado y buscó el último asiento del fondo.

—Bien, como decía antes de ser interrumpida, seré su profesora de matemática y procederemos a presentarnos.

Yo quería saber profundamente el nombre de aquel chico. Por desgracia, quedó al final:

—Mi nombre es Misael Thompson.

—¿Algo más que quiera agregar? -la profesional arqueó una ceja y él negó, dispuesto a sentarse.

Antes de que pudiera hacerlo, alguien exclamó:

—¡Que prometa que no va a asesinar a nadie! Porque con ese aspecto que tiene, da mala espina.

Observé a Misael, su cabello negro carbón le cubría uno de sus ojos, pero pude notar como aquellas 2 ventanas al alma se fijaron en el chico que había dicho eso:

—Cuando entré aquí, ese no era mi plan, pero no sé, ahora me haces dudar -comentó, con un leve levantamiento de sus comisuras.

Aquel chico, dispuesto a contestarle abrió su boca:

—¡Ya! Callense los 2 y déjenme continuar -la profesora por fin habló.

Misael se sentó, sin dejar de observar al chico. Me causaba curiosidad conocer los pensamientos que ocurrían en su mente, por lo menos por un segundo.

—Que mal rollo da el Misael ese ¿no crees? -Erika susurró.

—No, a mi se me hace interesante -arquee las cejas. —¿Interesante? Eres extraña.

Después de 2 horas seguidas, la clase terminó. Nos levantamos dispuestos a salir al receso, fue en ese momento en el que sentí que alguien cogió de un mechón de mi cabello y cinchó, me volteé cual exorcista:

—¿Cómo estás?

Ver a James hizo que frunciera el ceño, golpeé su mano y me alejé.
Con la rojiza nos sentamos en una de las bancas fuera del salón, para nuestra desgracia aquel castaño necio se sentó a mi lado:

—Te acabo de preguntar algo Max -sonrió.

—Bien, estoy bien -rodeé los ojos. —¿No vas a preguntarme como estoy yo?

—No, no me interesa.

Él, abrió sus ojos y chasqueó la lengua:

—Debes de estar así por los momentos pasados en los anteriores años, déjame decirte que cambié, por eso estoy intentando ser amable contigo, así que ten un poco de educación y coopera -pude notar un poco de frustración en su tono.

Era de esperarse, él era el típico chico por el cual la mayoría de las chicas babeaban, era un machista controlador. Era una de las tantas razones por las cuales no me agradaba.

—Mira Park, yo se la clase de chico que eres, no necesito que digas que "cambiaste" porque se que no es cierto, no me agradas, así que por el bien de los 2 es mejor que estemos lo más distanciados que compañeros de clase pueden estar.

Cogí el brazo de Erika y nos fuimos directo al baño, joder, hablar por un momento con él ya me había irritado.

—Que ganas de golpear sus bolas -comenté, recostada sobre la pared. —¿Crees que tenga? -ella cuestionó riendo, nos miramos y negamos en sincronía.

—De igual forma, me parece que deberías preocuparte más por el pelinegro extraño que por él.

—¿Otra vez con eso? Todavía no lo conocemos, no sabemos que clase de persona es.

—¡Pues por eso mismo! ¿Y si es un degenerado? O un asesino en serie, imagina, un día sales de aquí, te pilla en algún lugar apartado y corta tu cuello.

—Muchas películas has visto, no veo que él tenga intenciones de relacionarse con ninguno de nosotros, así que seré yo la que le hable -sonreí.

—No parecemos chicos malos, ¿sino quiere relacionarse no crees que es por algo? Tal vez oculta algo.

—Y eso es lo que yo descubriré.

Misael ©Where stories live. Discover now