Capítulo 14:

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Sean bienvenidos al final de M I S A E L, prepárense y disfruten.

Irritada, con mis manos comencé a apartar las mugres, como bolsas, cosas quemadas, madera etc hasta llegar al fondo, fue en ese momento en el cuál encontré un periódico con una gran noticia que decía:

Chico se suicida.

Al lado, un diario negro se hallaba, rápidamente lo abrí y comencé a leer:

" Hola, mi nombre es Misael Thompson, y como no tengo con quien charlar, a quien contarle mis problemas decido hacerlo por aquí.
Vivo con mi padre desde los 3 años, ya que mi madre falleció. El problema, es que mi progenitor es un alcohólico compulsivo el cual me golpea e insulta constantemente. Cuando se despierta de sus siestas y no encuentra una botella alcohólica, coge un cinto y va a mi habitación a pegarme hasta que todo mi cuerpo queda marcado e inclusive aveces sangra. Hay veces que no es necesario que utilice un artefacto, sino tiene uno a mano me golpea con su mano.
Es un calvario estar en mi casa, pero, ir a la secundaria no es mejor, ya que ahí, todos me llaman Bicho Raro, entre otras cosas, por lo cual nunca me hablan y quedo aislado.
Siempre debo llevar cosas largas, que no dejen ver ninguna extremidad de mi cuerpo, ya que podrían verse los moretones y si eso llegara a pasar, todo empeoraría mil veces para mi.
Tengo 13 años, no puedo defenderme, me gustaría, pero no puedo.
Bueno, eso es todo por ahora diario, mi padre me está mandando a la tienda".

Mientras lágrimas caían de mis ojos inconscientemente, volteé la página:

" Mi padre compró un arma, me da mucho miedo verlo utilizando eso cuando está ebrio"

"Hoy lo hice enojar, decidí contestarle porque estoy cansado de su maltrato, ahora casi ni puedo escribir, no veo nada porque la hoja está mojada con mis lágrimas, mi padre está queriendo entrar a mi habitación con el arma, tengo mucho miedo".

Ahí, la escritura acabó, volteé rápidamente y vi a Misael, él me observaba fijamente con los ojos llenos de lágrimas y con los puños apretados. Antes de que pudiera reaccionar, bajó su sudadera y dejó al descubierto su cuello, pudiendo notarse 1 hoyo.
Me levanté y corrí hacia él, con el propósito de abrazarlo, pero, no lo conseguí, mis brazos atravesaron su figura. Comencé a temblar, él, cogió mi frente y me observó fijamente:

—Después de años de sufrimiento, de vagar por la tierra, recordando la injusticia que se cometió contra mi, sin conseguir que se supiera la verdad, llegaste tú, tu me devolviste la esperanza -una lágrima se deslizó por su mejilla.

—M-M-M-Misael -tartamudee.

Quise acariciar su mano, pero no pude, era como si no existiese. Fue en ese momento en el cuál me percaté que su cuerpo se estaba volviendo transparente:

—Gracias.

Estampó sus labios contra los míos con dulzura y desapareció.

No dejen de leer, hay un epílogo y también la frase final donde daré mis agradecimientos.

Misael ©Where stories live. Discover now