Irene Montero

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El ruido de los tacones acelerados de Inés se podrían distinguir en cualquier parte del Congreso. Y del mundo. Por mucho bullicio que hubiese, por mucho ajetreo, siempre se podía oír de fondo el ruido que dejaba la catalana al pisar. Ella no se daba cuenta, pero más de un diputado podría distinguirla solo por sus pasos. Se podía saber si tenía prisa, si por fin había acabado de trabajar o si era mejor que nadie la interrumpiese. Si había algo que era digno de apreciar en la de Ciudadanos eran los incansables esfuerzos que hacía cada día para dar lo máximo posible de sí misma. No desperdiciaba ni un solo minuto, ni un segundo. Siempre que tenía algún rato libre se encerraba en su despacho a seguir trabajando. Es por eso que oír aquel día los tacones de Arrimadas cerca de la cafetería se convirtió en un hito semanal a señalar.

Sus pasos se volvieron más lentos, un poco más sutiles, quizá más discretos cuando levantó la vista de su smartphone y se dio cuenta de que buena parte de los que estaban sentados en las mesas se habían quedado mirando para ella. Nada nuevo, le pasaba a menudo, pero no podía evitar sentir una punzada de vergüenza en el centro del estómago. Seguía siendo tímida, aunque en el ámbito político no lo pareciese en absoluto. Sus brazos alcanzaron la barra, apoyándose contra esta con delicadeza. Dejó el maletín en el suelo, justo delante de sus pies y se incorporó de nuevo, buscando con mirada curiosa al camarero. No tardó en encontrarlo, demasiado ocupado como para reparar enseguida de su presencia. Por suerte para su timidez intrínseca y sus pocas ganas de seguir llamando la atención, no necesitó esperar más que unos cuantos segundos para que el hombre la enfocase con la vista. Se acercó con prisa, levantando una ceja, esperando impaciente la comanda, dando a entender que ya no tenía energía ni para ser amable.

—Un Colacao, por favor. —Sonrió, agachando la vista ligeramente. El camarero acabó por corresponderle con una carcajada de simpatía y después se volvió a ir.

Para sustituir la ausencia del hombre, a su lado sintió una nueva presencia. Ladeó la cabeza ligeramente, escondiendo su mano izquierda entre su cuello y el pelo, elevando la vista.

—Primera vez que te veo por aquí. —Albert sonrió, dedicándole una mirada de aprecio.

—Exagerado. —Inés chasqueó la lengua, achinando los ojos ante la sonrisa que le crecía y negando con la cabeza. — Me lo has pedido y aquí estoy.

El camarero volvió, interrumpiendo el intento de respuesta que Rivera estaba tratando de dar. Dejó lo que Inés había pedido sobre la barra y esta vez su mirada se dirigió a Albert.

—Lo de siempre. —Sentenció el líder de la formación naranja. El hombre desapareció de nuevo.

—¿Y bien? —Arrimadas todavía lo miraba, curiosa. Esperando su respuesta de nuevo, se centró en rasgar el sobre del Colacao y comenzar a verterlo sobre la leche todavía humeante.

—Me han dicho que esta noche sobre las nueve estaría bien pasarse. —Albert mantenía un tono discreto a pesar del evidente ruido que los rodeaba. Era imposible que nadie estuviese atento a su conversación, pero prefería asegurarse.

—¿Todavía seguimos con eso? —Arrimadas lo miró, dándole vueltas con la cucharilla al líquido, haciendo que se rebosase ligeramente por la falta de atención. — Ya te he dicho que no. —Negó enérgicamente, resoplando después. Con dos dedos se colocó el pelo detrás de la oreja, implorando mentalmente que Albert cambiase de tema. Sabía que no sería así.

—Por favor, Inés. —Suspiró el hombre. — Solo tú podrías hacerlo. —El café de Albert llegó enseguida, el camarero lo posó lentamente sobre la barra. — Necesito que nos ayudes con esto.

—Va a ser horrible. —Inés negó, dándole un sorbo al Colacao y mirando el reloj a continuación. Se estaba entreteniendo demasiado, se iba a retrasar y tendría que salir más tarde del Congreso. — ¿No puede ir otra persona? —Arrimadas giró la vista, con gesto interrogante. En esos instantes, Rivera se estaba tomando el café de golpe, posando después sonoramente la taza contra la barra.

Dentro de tiWhere stories live. Discover now