1. False God

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Septiembre de 2019

—¡Hostia puta Agoney! —gritó Raoul.

—Ni hostia puta ni mierdas, tío. —dijo el moreno. —Es que siempre igual.

—Porque siempre te estás metiendo donde no te llaman.

—¿Donde no me llaman? —levantó las cejas.

—Es mi vida, a ver si te queda claro ya.

—Y yo soy tu pareja, pensaba que por lo menos podía aconsejarte.

—¿Aconsejarme? Si lo único que haces es insistir siempre con lo mismo.

—¡Porque tú no haces nada! —le reprochó, alzando las manos. —Es que si no insistes no vas a conseguir nunca nada.

—He sacado el single, ¿no?

Agoney resopló.

Sí, claro.

—Raoul, tardaste un año en sacar el puñetero single.

—Y tú también con el segundo.

—¡Pero ya era el segundo! Y el disco ya casi está acabado. Tú no tienes ni por donde empezar.

—Eso es mentira y lo sabes. —se acercó a él, enfadado. —Has escuchado todas las canciones que he compuesto.

—Sí, pero ellos no te cogieron ninguna. —insistió.

—Ya entrarán en razón.

—Y tú te vas a quedar esperando de brazos cruzados en vez de luchar por lo que quieres.

—Es muy fácil decir eso cuando estás en el otro lado y todo te sale rodado. —el rubio se cruzó de brazos.

—Tú mejor que nadie sabes que no es así. Luché mucho para llegar hasta donde estoy, y tú deberías estar haciendo lo mismo.

—¡Lo estoy haciendo! —soltó, indignado. —Que no lo haga igual que tú no significa que no lo intente.

El moreno negó con la cabeza, resignado.

—Mira, paso. Haz lo que quieras.

—Pues eso es lo que intento hacer, pero tú no me dejas.

Agoney chasqueó la lengua, mirando al otro chico con recelo, y después se dirigió al recibidor, cogió las llaves, y se marchó del piso dando un portazo.

Raoul se dejó caer en el sofá muerto de rabia, cogió uno de los cojines y ahogó en él un grito. No lo aguantaba cuando se ponía así, como si fuera el más sabio del mundo y todos tuvieran que hacer lo que él decía. Como si Raoul fuera tonto y no supiera pensar o actuar por él solo. Y lo peor es que siempre le acababa haciendo sentir así. Tonto. Porque otra cosa no, pero Raoul se comía la cabeza con cualquier cosa, y al final acababa sintiendo que no tenía poder sobre él mismo.

Pero es que le daba mucha rabia. Raoul no se metía en las cosas de Agoney. Le dejaba pensar y hacer por él. ¿Por qué Agoney siempre se tenía que meter en sus asuntos?

Vale, le estaba yendo fatal últimamente, eso era verdad. Después de lo que le había costado sacar por fin el single, cuando pensaba que lo peor ya había pasado y ahora empezaría a ir todo sobre ruedas, se metió la hostia. Como siempre. Los de la discográfica querían esperar más para acoger nuevos proyectos suyos. Raoul tenía por lo menos ocho o nueve canciones medio acabadas en las que podía empezar a trabajar para meter en un disco, pero ellos no tenían claro que fuera a gustar. No tenía el éxito asegurado como Aitana, Miriam o Alfred. Le decían que esperara un poco más. Que si en unos meses sacaba otro single y funcionaba, empezarían a pensar en un EP.

DaylightWhere stories live. Discover now