15. Wildest Dreams

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1

Hacía ya un rato que Raoul se había encerrado en su habitación, y aunque Agoney no quería molestar, estaba un poco preocupado. Ni siquiera había dicho nada después de despedirse de los demás en el espejo. Simplemente se había girado y había salido del baño a toda prisa.

Agoney estaba parado en silencio delante de la puerta. No sabía si decirle algo o dejarle. Tal vez era mejor ponerse a hacer la cena y Raoul ya saldría si tenía hambre. Aunque por otro lado quería asegurarse de que estaba bien. No sabía de qué había hablado con Alfred, pero no tenía pinta de haber acabado muy bien la cosa. Quizá necesitaba apoyo emocional, o simplemente hablar. O alguien que le abrazara.

Finalmente picó a la puerta.

—¿Raoul? —preguntó.

No se oyó nada durante un rato y pensó que se habría dormido.

—Qué. —contestó Raoul finalmente.

Agoney abrió lentamente la puerta y asomó la cabeza. Se lo encontró sentado en la cama con la piernas cruzadas y cabizbajo.

—¿Estás bien?

—No.

—¿Puedo pasar?

Raoul simplemente se encogió de hombros. Agoney esperó a ver si decía algo, pero cuando pasó un rato y la habitación seguía en silencio decidió abrir la puerta del todo y entrar. Se acercó poco a poco hasta llegar a la cama y sentarse al lado del rubio, dejando un poco de espacio entre ellos.

—¿Qué pasó?

—Lo hemos dejado. —soltó de golpe, y Agoney no supo qué decir. —No es como si estuviéramos juntos, ya hace tiempo... Yo fui un idiota y él se merece algo mejor. Supongo que este tiempo separados le ha venido bien para pensar.

Agoney se mordió el labio, pensando algo que decir. Algo que no fuera estúpido.

—Raoul... Es una situación difícil. Cuando vuelvas seguro que lo arregláis.

—¿Arreglar el qué? No hay nada que arreglar. La cagué, y ya está. Alfred está enamorado, y no de mi. Ya no.

Agoney sintió como se le formaba un nudo en la garganta. Enamorado. Enamorado de Raoul, de su Raoul.

—Esto es una mierda. —dijo finalmente. —Es una mierda.

Se tumbó en la cama boca arriba sintiendo como le ardían los ojos por las lágrimas que se estaban formando. La cama se hundió a su lado, y acto seguido la cabeza de Raoul estaba en su pecho mientras sus brazos le rodeaban la cintura. Notó como se mojaba su camiseta, a la vez que sentía sus lágrimas derramarse por su rostro, sin hacer nada para secarlas.

Y así es como se durmieron. Abrazados en aquella cama y con el rostro empapado.


2

—No voy a salir. —dijo Raoul, levantándose del sofá.

—Claro que vas a salir. —contestó Alfred enseguida. —Y lo harás muy bien.

Estaban en la pequeña sala detrás de plató. El programa ya había empezado, y dentro de poco anunciarían al invitado de hoy, Raoul.

—No. —se pasó una mano por el pelo, nervioso. —¿Tú has visto la letra de esta canción? —dijo, agitando la hoja de papel que tenía en la mano.

—Ayer mientras la ensayabas no parecía molestarte tanto.

—No quería ser pesado. —confesó. —Pero no pienso cantar esta mierda.

DaylightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora