Y de nuevo tú- Joe Jonas. {PAUSADA}

Capitulo 1- Y así están las cosas.

Después de 6 horas de clases por fin llegué a la habitación. Mi idea era simple, darme una buena ducha y simplemente dormir.  Solté la mochila en el suelo y me quité los zapatos, acto seguido me tumbé en la cama, necesitaba calma y relajación. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos Blanca entraba por la puerta. 

-No te vas a creer que ha pasado hoy en la clase de literatura.- Blanca soltaba las cosas en el escritorio mientras, se quitaba los zapatos y se giraba para mirarme. 

-Sorprendeme.- Ni siquiera hice un esfuerzo por abrir los ojos y mirarla. 

-Estábamos manteniendo una acalorada conversación sobre orgullo y prejuicio cuando el decano entró sin llamar al aula para llevarse a la profesora...- Blanca hablaba entusiasmada. Aunque yo lentamente iba dejando de escucharla, e iba entrando en un profundo trance.- ¿Me estas escuchando?- Blanca me lanzaba un cojín a la cara. 

-Lo siento, estoy muy cansada. Qué le pasaba la profesora.- Abrí los ojos y le dediqué una pequeña sonrisa. 

-Bah. No importa, tampoco era tan importante.- Blanca me sonreía.- Descansa un poco.- Me decía mientras abría las puertas de su armario.

-¿Tienes planes?- 

-He quedado con Liam.- 

-¡¿Qué?!- Me incorporé de la cama y abrí los ojos como platos. Blanca llevaba detrás de Liam desde que entramos en la universidad hacía 4 meses.-

-La historia de la profesora terminaba con esta noticia.- Sonreía.- ¿Crees que le gustará esta falda?- Blanca cogía la falda y se la ponía por delante. No paraba de mirarse al espejo y refunfuñar.

-Estoy segura de que le encantará.-Sonreí.- No me lo puedo creer, dios, es Liam. El Señor Liam sueños humedos.- Empezamos a reír. Ese fue el nombre secreto que le pusimos a Liam cuando Blanca unas pocas semanas después de conocerle me contó que había soñado con él.- Después de tantos trabajos juntos, después de tantas horas en la biblioteca... no me lo puedo creer.- 

-Yo menos. Y si no le gusto?- Blanca se sentaba en la cama.

-Blanca, lleva quedando contigo desde casi el principio de curso. Hay una química increíble entre ustedes, se nota a leguas que le gustas. Vístete ya, no querrás llegar tarde.-

-Ay, es cierto.- Blanca cogía su bolsa de aseo y las toallas y salía de la habitación. 

Todavía no me había acostumbrado a algunas cosas de la universidad como tener que compartir baños con las demás chicas de la residencia. Aún me parecía violento. Eché un vistazo al móvil, no tenía gran cosa. Entré en el perfil de Nick, había publicado una foto con sus nuevos amigos de la universidad, se le veía feliz. Busqué el perfil de Kevin, la última foto que había publicado eran los anillos de compromiso de él y Danielle, sabía que le gustaban poco las redes sociales pero no tan poco. Tenía el dedo encima del buscador, no quería hacerlo, ya sabía que iba a encontrar. Estuve varios segundos pensando, pero lo hice. Empecé a escribir J, O, E... Esperé varios segundos y nada. Su perfil no existía. La primera vez que me di cuenta que Joe me había bloqueado fue hace dos meses, aunque todavía fantaseaba con la idea de que me desbloqueara. No lo entendí, incluso me enfadé muchísimo. Cuando me despedí de él aquella noche, decidimos, más bien él, que lo nuestro no llegaría a ningún sitio, y que, aunque me quería cómo jamás había querido a nadie, no podíamos seguir. No lo entendí, es decir, si quieres a una persona no importa lo lejos que estés de ella, el amor puede con todo. Él había decidio eso y yo no podía hacer nada, aún así me prometió que seguiríamos hablando. Después del verano estuvimos hablando durante un mes, todos los días, a todas horas. Después me empezaron a mandar muchísimos trabajos, y empezamos a hablar menos. Hasta que un día decidió dejar de contestar mis mensajes y al mes me bloqueó en instagram. Así sin más, ni una misera explicación. Entonces empecé a entender que por mucho que me hubiese dicho que me quería, para él solo fue un amor más de verano.  Aunque me había dolido muchísimo todo lo que había pasado, con el paso del tiempo el enfado y dolor que sentía se fue convirtiendo en auténtica indiferencia, aunque todavía seguía soñando con él.