Capítulo 6- ¿Dónde están esos rizos?

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Es raro volver a un sitio dónde has vivido momentos inolvidables pero que se han vuelto recuerdos desgarradores. Y tener que volver allí, y revivirlos, me parecía la peor de las torturas. Había pasado toda la semana mentalizándome de que todo iba a ir bien. Joe no iba a estar, y lo íbamos a pasar bien. No he tenido la oportunidad de pasar muchas navidades con Denisse y los chicos por el trabajo de mamá. Su estúpido jefe nunca le daba vacaciones. Por mucho que me repetía que Joe no estaría, algo dentro de mí no iba bien, tenía constantemente una presión en el pecho. Entonces llegué a la conclusión de que, a lo mejor, sí quería verle, aunque fuese lo más doloroso del mundo.

Volvía a aquella casa, con la misma maleta con la que me había marchado 4 meses atrás, y con el corazón un poco más sanado. Noah daba toquecitos en el volante, mientras cantaba y se tocaba los mechones de pelo rizado que caían por su frente.

-¿Podrías bajar la música? Intento escuchar un audio de Liam.- Blanca miraba desafiante a Noah a través del retrovisor.

-Por dios, hace 10 minutos que os habéis despedido. Puede esperar un poco- Noah subía el volumen de la música.

-¡Lauren haz algo con tu novio porque no lo soporto más!- Blanca empujaba el sillón de Noah.

-Parad ya, parecéis críos. Y no es mi novio deja de llamarle así.-

-Ella no quiere.- Noah sonreía.

-¿ESPERA WHAT? ¿Cuándo tú? ¿QUÉ? DECID ALGO POR FAVOR.- Blanca desesperada, y alucinada a la vez, se acercaba a nosotros. 

Noah y yo estuvimos riéndonos de ella todo el camino y manteniendo el silencio que habíamos prometido en una de nuestras tardes de charlas en la cama, dónde Noah me obligó a prometer que nunca contaríamos como él me beso y yo lo rechacé y, acto seguido, lo mandé a la friendzone. Según él, sería patético y su reputación se vería afectada.

Por fin llegamos a la estación de tren. Noah me ayudaba a bajar la maleta mientras Blanca seguía insistiendo que le contásemos qué pasaba entre nosotros. Seguíamos haciendo oídos sordos. Noah nos dejó en la entrada, y fue a aparcar el coche. Mientras Blanca y yo nos acercamos al mostrador a checkear nuestros billetes. Faltaban 45 minutos para que el tren saliese por lo que nos sentamos en uno de los bancos de la estación a esperar. Blanca puso los pies sobre su maleta y me miró suplicante. Mi rotundo NO, hizo que se rendiese, al menos por unos minutos. Noah entraba por la puerta dándole vueltas a la llave, y se acercaba a nosotras mientras se colocaba las gafas de sol en la cabeza.

-¿Por qué no le has dicho a tu novio que le quedan fatal esas gafas?- Blanca sacaba su móvil del bolsillo mientras lo miraba divertida.

-No le hagas caso.- Me acerqué a Noah.- Gracias por traernos.- Dije sonriente.

-Un placer.- Me devolvió la sonrisa.- Por ti no.- Dijo mirando a Blanca, y esta le contestaba con un corte de manga.- Sabes que Sacramento está a 1h y media de San Francisco, ¿no? Pero por ti podría estar en 1 hora allí.-

-Voy a estar bien de verdad.- Le dediqué una mirada complaciente.

-¿Seguro que no va a estar allí?- Dijo casi susurrando.

-Segurísimo.- Dije para calmarme a mí misma.

Noah me dijo ochocientas veces que lo llamase y que iría a San Francisco en avión si hiciese falta. También me dijo otras quinientas que a su madre no le importaba que pasase las navidades con ellos. Es más, él me lo agradecía y casi me suplicaba que fuese porque decía que las navidades en su casa eran aburridísimas. Después de explicarle que debía pasar la navidad con mi madre, y de prometerle que lo llamaría o le escribiría cada día, se marchó. Iba a echar muchísimo de menos a ese imbécil.

Y de nuevo tú- Joe Jonas. {PAUSADA}Där berättelser lever. Upptäck nu