Capitulo Ocho

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El auto había tomado la autopista de vuelta a la ciudad hacía ya un rato. El olor a lavanda se esparcía en todo el vehículo. Nuestra vista estaba enfocada en el pequeño papel amarillo que pasaba de mano en mano. Luna parecía querer resolver el acertijo cuanto antes. Me recosté aún más en el asiento negro de cuero. Mi cabeza daba vueltas, pero trataba de aguantarme el mareo lo mejor posible. El brillo de mi celular iluminaba mi rostro. Había muchísimas fotografías. Elevé la vista un segundo para tratar de enfocarme mejor. Algunas de las imágenes habían salido movidas o desenfocadas por la rapidez del momento; aun así, eran legibles. El movimiento irregular de la camioneta y el sol que ingresaba por la ventanilla no ayudaban para nada. Masajeé mi frente levemente esperando aliviar el dolor. Fue inútil.

Había hojas con muchas palabras, otras con tan solo nombres y números de teléfonos; leía todo. Muchas eran de poca importancia. No quería inculpar a los padres de Kate, pero realmente deseaba encontrar algo, porque si no... volveríamos al principio. La única pista concisa que parecíamos tener en estos momentos era el acertijo; el cual no tenía sentido, al menos en nuestros ojos.

Tomé un poco del agua que había traído Luna y luego continué leyendo los papeles. Era inútil. No parecía haber nada de importancia. Quizás podía llamar a los números, pero ¿y después? ¿Qué les preguntaría? No, teníamos que planear esto con cuidado. Había que pensar en cómo avanzar. Debíamos ser más inteligentes que quien estuviera detrás de todo esto. De pronto algo hizo que mi campo visual se relajara. Una de las imágenes era una larga hoja blanca que solo parecía tener un par de apuntes en ella. Estaba escrita a mano con tinta negra. Le arrebaté el Post-it a Luna y comparé la escritura.

La de la adivinanza era imprenta con letras pequeñas y redondas. Las "p" iban mucho hacia abajo y las "a" tenían una panza muy circular. La de la fotografía era totalmente diferente. Estaba en cursiva y era alargada y fina. Parecía de aquellas que se encontraban en los tratados antiguos; los que se mostraban en los libros de historia.

Suspiré frustrada. El padre de Kate no había escrito lo del Post-it, pero, al leer lo que escribía en la hoja una chispa de entusiasmo recorrió mi cuerpo. Puede que no todo estuviera perdido; al menos por ahora. Esta era definitivamente la letra del padre de mi amiga. La había leído en otros documentos, pero este era distinto. Contenía muchas fechas en él, una de ellas era de este año. Una palabra recurrente en el corto párrafo era "guardianes"; guardianes esto, guardianes aquello. Pero ni un solo nombre. ¿Acaso era un término que utilizaba en su trabajo? No, estaba segura de que no. Pese a que mi papá era abogado, y el de Kate juez, trabajaban en la misma rama y jamás había escuchado esa palabra. La dirección en ella, a diferencia de las otras, era en una zona ajena. Una muy distinta al resto. Bingo.

Puede que esta sea la información que tan desesperadamente trataba de ocultar de Kate.

Le pasé el celular a mis amigas y apunté directo adonde quería que lean.

—Es cerca de tu casa –reafirmó Luna.

Es verdad, eso es lo que me había sorprendido. El resto de la información era sobre trabajo. Pero esta era distinta. Las calles y avenidas apuntaban a un lugar a pocas cuadras de mi hogar. No sabía qué era, pero planeaba averiguarlo. En cuanto los padres de Kate me dejaran en casa saldría directo hacia esta dirección. Aprovecharía la luz del día y las calles transitadas para no correr tanto riesgo. Aun así, no les diría nada a las chicas por dos razones. Primero que nada, nadie sabía dónde llevaría; no iba a guiar a mis amigas a un posible matadero. Segundo, si todas desaparecíamos de nuestras casas sería demasiado sospechoso. Aparte llamaría menos la atención una intrusa que tres. Les avisaría cuando estuviera en el lugar.

Moon Night Where stories live. Discover now